10 de julio de 2006

Veto a ciertos grupos

No puedo no hablar del tema de los neonazis, aunque no debería si es que aplicara el criterio que quiero exponer.

Por lo mismo, seré breve.

Pienso que hay cosas de las que no se debe hablar a nivel mediático, y otras que no se deben hacer.

Los grupos de neonazis no son nuevos en Chile. Recordemos que hace años intentaron organizar un congreso mundial, lo que ya delataba que su presencia era bastante más remota incluso, si tenían ese nivel de contactos y de jerarquización.

Si su actividad se ha intensificado en este último tiempo (suponiendo, desde luego, porque me merece una cantidad no despreciable de dudas), le corresponde a nuestro aparato de inteligencia hacerse cargo. ¿Por qué? Porque de existir esta intensificación nos encontraríamos ante un grupo terrorista.

Ataques selectivos y con base fundamentaloide, cabrían dentro de esta subjetiva pero sensata calificación que hago. Bien. El terrorismo DEBE cubrirse públicamente al amparo de ciertos códigos que permiten resguardar la información y mantenerla como tal para no convertirse en un conventilleo de transmisiones acerca de las demandas y las infundadas "bases" que podría tener un "movimiento" como éste.

A qué voy con todo esto, simple: es completamente INACEPTABLE que un programa de televisión, cualesquiera que sea, dé cabida dentro de su parrilla programática a los líderes neonazis y los sitúe dentro de un espacio de debate, en donde subyace la idea de que ellos son un actor más como cualquier otro, pues no lo son.

La democracia, la sociedad, la humanidad organizada como la conocemos hoy en día, se rige bajo miles de reglas que intentan normar la convivencia. Independiente de ellas, hay algunas que hemos aceptado como principios y que nos parecen no sólo mínimas, sino deseables y naturales, como lo son el respeto por los derechos humanos y la dignidad de las personas.

Quienes atenten por cualquier vía contra estos principios fundamentales reciben el repudio que les damos como colectividad. Pues bien, quienes suscriben en algún grado a la "ideología" neonazi, caben dentro de esta categoría y merecen todo nuestro repudio por el simple hecho de atreverse a proponer la más leve supremacía de un tipo de hombre contra otro tipo de hombre y a partir de ella, su aniquilación.

El hecho de que personas que lucharon en algún momento de nuestra historia, contra la dictadura y su genocidio, hayan aceptado compartir la mesa con quienes propugnan la misma idea de base que ellos combatieron, es una de las muestras de inconsecuencia más burdas que se hayan presentado jamás en la vida, pues existe una vara distinta para medir aquello que los afectó a ellos mismos y aquello que afecta a otros, aun cuando el vejamen es exactamente el mismo.

En consecuencia, y para no darle más vueltas porque llego atrasada, lo que se debe hacer es remarcar su calidad de terroristas (o perturbadores del orden, para los más eufemísticos), y bajo esa premisa básica, marginarlos de los medios de comunicación, quitarles la libertad de expresarse a través de los medios como interlocutores válidos, pues no lo son y, finalmente, informar aquellas cosas en las que se vean relacionados a través del punto de vista que les merece: condena, y no lo que se ha hecho que es todo lo contrario.

¿Merecen veto? Sí que lo merecen.

Si no lo hacemos hoy, no quiero pensar lo que se nos viene para el futuro.

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