19 de septiembre de 2005

En defensa de los animales

El dinero es un capital, ¿cierto?
No, no es que me haya levantado imbécil, sólo quiero inducir un razonamiento.

Se podría decir que la belleza es también un capital, ¿no? Sobre todo si uno ha invertido para cosecharlo.

Bueno. Yo no podía estar ausente de todo lo que se dijo sobre la Kenita y el Chino, así es que después de múltiples jornadas armando y desarmando teorías, he concluido que al final todo es una muestra más de machismo.

(Con machismo no quiero referirme sólo a actitudes de los hombres, sino también de las mujeres (y quizás con mayor énfasis)).

Puede ser que la Kenita se haya casado con el Chino por su plata y no porque amara su alma intrínseca interna inalienable... pero ¿acaso el Chino se casó con la Kenita por su alma intrínseca interna inalienable? Zaaaaaaaaaaaaaaa. Él también tenía interés más allá de la persona humana que hay en Kenita. Tenía interés en su belleza, sus pechos turgentes, su culo no-fláccido, bla bla bla.

Kenita puso su capital para conseguir el capital del Chino... y quién puede decir que sea falso que probablemente el Chino también puso su capital para conseguir el capital bellecístico de Kenita, ¿ah?, ¿ah?

Pero claro... todo lo reducimos a plata, plata, plata y el pobre Chino engañado, el pobre hombre estafado por los encantos de una mujer. ¿Acaso no disfrutó de ellos?

A la mierrrrrrrrrrrrrrcales. Con las cartas (o capitales) sobre la mesa todos estuvieron y supieron qué arriesgaba cada quién. Ahora no nos quejemos, eh Chino, no nos quejemos.

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