Estoy media enferma. En realidad bastante, pero me gusta hacer creer que es aún más de lo que en principio tengo.
Es un resfrío simple, pero mis resfríos nunca lo son tanto. En fin.
Lo que le quiero contar a mi fiel audiencia, a todos esos chilenos y chilenas que me siguen a pesar de que los tengo censurados es que ESTOY MUY CANSADA. Como una abuelita; soy la niña símbolo de la Fundación Las Rosas.
Es la universidad, es el trabajo, son los niños, mi marido, ufff.
Dentré a colacsarme amigos, amigas y ex amigos y ex amigas (porque sé que todos vienen aquí, eh). Debe ser por tanto acarrear gente. Como diría ese gran filósofo constructivista Che Copete "¡qué tenga que estar en todo yo!". Tengo que rogar a las personas para que hagan lo que tienen que hacer.
El año pasado en aquel frustrado proyecto de propuesta para documental, una de las ideas era demostrar que los escritores no estaban ni ahí con sus libros; que les daba lo mismo, que no revisaban los borradores, que no cooperaban con títulos, que no asistían a reuniones, etc, etc. Yo sólo tenía un caso (y suelo elaborar teorías de un solo caso)... Hoy tengo al menos 15. He descubierto un patrón. Debo hacer un paper.
Como si fuera poco tener que arrastrarlos como ganado, los trabajos en grupo me tienen para la mierda. Son pocas las ocasiones en que uno se divide el trabajo y la gente es eficiente. No. Tienen que saber hacer mal las weás. Ya me empeloté. Mejor no sigo.
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