13 de octubre de 2007

Tristeza del obrero

Este blogger, hijo de su grandísima madre, no me deja subir mi foto para poner en mi perfil. Enigüey (cualquier güerito), hoy quiero hablar sobre lo terrible que es levantarse en las mañanas.

Suena el despertador, que en el 98% de los casos es un celular con un rington lo más agradable posible, y comienza el desfile de sonajeras porque todos esperamos 10 minutitos más, 10 minutitos más, para sacar nuestro gran trasero de la cama.

Últimamente yo elevo plegarias al cielo "dios, prefiero morir que tener que levantarme"; pero como el destino es cruel, tengo que sacar finalmente los pies de ese maravilloso templo del sueño.

Life is bigger. Uno se levanta, se baña/se lava según el humor, a veces se levantasevistesevarápido en menos de 7 minutos. Yo siempre llego tarde, margosh.

El Metro hace el resto. A veces nos tocará corral de chancho, otros días iremos un poco más holgados. Pero siempre estará esa tristeza horrible que llevamos en la mañana por tener que ir a cumplir con metas ajenas.

Si uno se levantara para atender su café, su almacén, su restorán, su bazar, su tienda de ropa... la cosa sería tan, pero tan diferente. Si uno se levantara a prender su pc y editar sus libros, a las 10:00, 11:00, 12:00 o incluso a las 5:45 AM, pero PARA UNO MISMO, estaríamos hablando de OTRA COSA.

Pero no. Una vez fuera de la cama el andamiaje es totalmente alienante. Vamos a lograr cosas para otros; muchas veces hacemos algo que no haríamos en la vida, pero para eso nos pagan. Otras tantas simplemente somos negligentes porque tenemos imposiciones que no se condicen con lo que corresponde. Casi nunca recibimos el respeto a lo básico del trabajo de los seres humanos: reconocimiento, cumplimiento de condiciones acordadas, como horarios y funciones.

Las cosas tienden a cambiar todos los días en manos de un poder incomprensible. Lo que fue A en marzo, es B en julio. Yo ni siquiera tengo contrato.

¿Finalmente en qué se convierte todo? En espera. Espera por algo diferente que sea lo que uno quiere, y mucho trabajo para conseguirlo. El flojo trabaja doble, pero el obrero también. Primer turno para un jefe, segundo turno para uno mismo, tercer turno para la familia, para la educación de los hermanos, las cuentas de los padres.

¿Lo peor? Para muchos ese día de emancipación nunca llegará. Habrá sido un sueño y después una frustración. Como casi todo en la vida de los que no fuimos ricos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

parece un poco Resentida ..
como una telenovela
"los ricos tambien lloran "
cuando....
pdoyla..

sinseso dijo...

está claro que las condiciones laborales no son las mejores actualmente...pero cuando uno encuentra un trabajo que puedes sentir como un desafío personal, la cosa mejora.

también es cierto que hay días y días...

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