16 de octubre de 2009

Con la Roja en el corazón

Vamos a hablar un poco del concepto de la alegría y sus manifestaciones.

Una de las más importantes de ellas, en mi caso, son los triunfos de la selección. Los pequeños y, claro, los grandes como el que nos acaban de dar.

Esto de ser hincha es una cosa muy seria para mí. No es un sentimiento que nace de un día para otro, no, es una pasión de años. Una pasión que puede no involucrar conocimiento técnico, pero sí el deseo del triunfo futbolístico. Porque, seamos honestos, EL TENIS ES UNA SOBERANA LATA ABURRIDA.

Cuando asumió Bielsa yo fui la detractora número uno por el sueldo. No me cabía en la cabeza que alguien ganara un millón de dólares. No importa lo que hiciere, pero ése no era un sueldo ético, estaba mal. Hoy, sigo pensando que no es un sueldo ético. Pero bueno, tampoco lo son los sueldos de los grandes empresarios. Se mueven en otras esferas, qué se le va a hacer. Es el mundo de la danza de los millones.

Hoy todos están felices. Y yo también. Porque yo amo a mi selección. Pero es un buen momento para refrescarle la memoria a este país bipolar que pasa de la euforia a la depresión y la enajenación en 90 minutos. Hoy todos aman la camiseta, se disparó el precio de la roja.

Lo cierto es que para las clasificatorias pasadas... sí, cuando quedamos eliminados sin apelación alguna, esto era al revés. Obviamente. Cuando la gente vació los estadios, cuando las entradas estaban tan baratas y aún así nadie las compraba, cuando ya casi no venían los jugadores que tenemos afuera, cuando la gente se reía en la TV de la Roja de Todos diciendo que el equipo era un chiste; ahí estuve yo en el estadio, con mi bandera chilena gigante y mi polerón pirata con el número de Zamorano (es un poco viejo, lo sé).

Ahora ir al estadio es un agrado, vas a ver al equipo ganar porque el equipo está bien. Ésa la hace cualquiera. Yo no. Yo estuve cuando mi selección me necesitó, yendo a esos tristes partidos, no importaba nada. Igual con alegría a alentar. Porque eso es ser hincha. Ahora es fácil, es bonito. Hace unos años no era tan bonito, todos riéndose de uno porque uno iba a apoyar a su selección, a ver a su Rodrigo Tello y su Superman Vargas.

Puta, eran otros tiempos. Por eso yo creo que algunos tenemos derecho de decir que este triunfo es nuestro y no sólo del equipo. Pero no los hinchas oportunistas, ésos no. Los de corazón no más. Los que estamos en las buenas y más aún en las malas. Ahora no voy al estadio porque ahora van todos; pero cuando el estadio estaba vacío, mi hermano y yo hicimos flamear la bandera y salimos con las caras largas. Pero no importaba porque el fútbol da revanchas y para los que somos hinchas de verdad, esta relación con la roja no es del minuto victorioso. Es de siempre. Es con la rojita chica, la grande, los amistosos y los oficiales.

Los que me conocen saben que mi selección es una de mis grandes alegrías. Qué curioso como cuando de repente en la PNL me hacen pensar en momentos gloriosos, se me viene a la mente siempre algún hito de mi selección. Y cuando pienso en momentos tristes, llorando a mares mirando la tele, no puedo olvidar los juegos olímpicos de Sidney cuando perdimos la posibilidad de disputar la final. Eso es créersela.

No voy a ir a Sudáfrica. Ya hay muchos endeudados hasta las patas tomando tours ridículos. Yo, desde aquí, en mi tele, con mi familia, quizás un asado, apoyando como siempre. Tranquila y con fe. Como un hincha de verdura, como un chileno de corazón que salta en la barra y le da al tablón siempre. No sólo cuando le conviene.

Y me cargan los que odian esta alegría país, que hacen preguntas weonas como "¿acaso el triunfo de Chile va a acabar con la pobreza?". Idiotas. La pobreza la acabamos todos en el día a día con nuestras acciones, ya les dicho mil veces. Amargados que no pueden ver el goce masivo en una de las pocas cosas que nos unen verdaderamente.

Y eso quería decir. Que estoy feliz. Y estoy feliz porque este momento lo vimos venir en ese estadio vacío. Porque así es el fútbol y así deberían verlo todos los hinchas "de la victoria", hinchas falsos. Si nos va mal en el mundial, altiro van a empezar con su chaqueteo. Me dan vergüenza todos los que son así. Si esto es el juego más lindo del mundo.

A veces se pierde. A veces se gana. Pero en las buenas y en las malas, mi selección late en mi corazón para siempre. Forever and ever and again and beyond.

Un abrazo pa todos los que estuvimos en el estadio en ese partido con Venezuela. Ustedes saben cuál. Eso es garra y patria. Esto de ahora es bonito, pero no se compara con el sentimiento verdadero. Los que estuvimos ayer y estamos hoy, celebramos desde dentro del equipo, como uno más, como el jugador número 12.

2 comentarios:

Alejandro dijo...

Toda la razón en que el tenis es una lata, mujer, la fomedad misma. Sólo un héroe como el Nico Massú le puede dar vida al deporte. Pero no te cuelgues del fútbol, porque sólo te gusta la Roja y no el fútbol de verdad... Tú, como dijo algún buen blog, quieres un pedazo de la Roja... y ya sabemos qué pedazo.

Un beso!

Luisa Ballentine dijo...

No me cuelgo del fútbol, mi corazón es sólo de la selección. Todos lo saben. El resto es otra soberana lata. Sorry por ti.

Y ojalá me llegue ese pedazo que tú sabes, jajajajajajaja. Aprovecha tu influencia con el medio y dile a Tello que acá hay una hincha dispuesta a morjar la camiseta, jajaja.

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