27 de febrero de 2010

Sentir que te vas a morir

Eso fue lo que me dejò el terremoto que se sintiò esta madrugada a las 3:34.

Me encontraba en pie, viendo tele, vestida, porque mis amigos del club de emprendedores recièn se habìan ido de una reuniòn de trabajo que hicimos en mi departamento.

Mi papà me habìa llamado a las 12 y le dije que me quedaba en el departamento porque la reuniòn ni pensaba terminar aùn.

Estaba viendo La ley y el orden, hacièndome a la idea de ir a acostarme, cuando de pronto empezò a temblar. "Mi primer temblor en el piso 25", pensè. Muy bien. Yo no le tengo miedo a los temblores. La cosa se puso fea cuando el temblor comenzò a aumentar su intensidad de manera brusca y violenta y no terminaba màs. Fue ETERNO. Fue el peor momento que he vivido en toda mi vida.

Sè que hay relatos de otras personas que señalan que si bien fue un terremoto grande, no lo sintieron tanto. Yo, en el piso 25, sentìa que el edificio se azotaba de un lado a otro. Me caì al piso tres veces, no podìa pararme. Estaba debajo del marco de la puerta de la pieza y la puerta se me azotaba contra el cuerpo. Sentì que se cayeron muchas cosas. Tomè el celular como pude, con una mano me afirmaba del marco y con la otra llamaba a mi casa.

Sincera y honestamente, les digo que acà no hay ninguna exageraciòn: pensè que me iba a morir. Pensè que el edificio iba a colapsar, se iba a caer y yo iba a morir aplastada. No terminaba màs el terremoto, durò un minuto que para mì fue una hora y media.

Llamaba a mi casa y lo ùnico que pensaba es: estoy acà completamente sola y màs encima estaba enojada con mi mamà y llevaba una semana sin hablarle. Me puse a gritar muy fuerte, muy fuerte, a llorar desconsoladamente. Pensè que me iba a morir sin poder reencontrarme con mi familia y mi mamà.

En ese minuto que se me hizo eterno, de pronto se descontrolò todo y comenzaron a sonar todas las alarmas de todos los departamentos del edificio. Un sonido terrible. De repente se cortò la luz. Desde la ventana vi còmo Santiago se quedò a oscuras, completamente. Y entonces comenzò a sonar la alarma de emergencia de la ciudad. Como mi departamento està en el centro-centro, se sentìa como si la alarma estuviera adentro. En eso estallaron los seguros de los ventanales y se abrieron por completo, comenzò a surgir el ruido de las sirenas de bomberos, carabineros y ambulancias.

De pronto el movimiento comenzò a cesar. Todo se calmò de a poco. El celular no lograba hacer entrar una llamada. Dudè si bajar o no, en espera de la rèplica del terremoto o de otro peor que me pudiera pillar en las escaleras.

Esperè como 30 segundos, agarrè mi cartera que estaba en el sillòn, las llaves del depto que estaban arriba de la mesa y salì. Al abrir la puerta y salir corriendo comenzò a sonar de nuevo mi alarma.

El departamento del vecino que tengo justo al lado estaba abierto de par en par. Corrì por el pasillo. Estaban funcionando las luces de emergencia, el ascensor estaba encendido, pero todos sabemos que siempre debes optar por las escaleras.

Abrì las puertas y entonces lo vi: el polvo. El polvo que habìa afuera era impresionante. Empecè a correr, iba en pantuflas y polera, hacìa mucho frìo y me dolìan los pies y me molestaban las pantuflas, pero si me las sacaba era peor porque poco a poco empecè a notar que las escaleras estaban llenas de escombros. En algunos pisos habìa luz y en otros no. Cuando la luz se iba me iluminaba con la tènue pantalla del celular, mientras seguìa llamando a mi casa y temiendo lo peor.

Nadie màs bajaba, yo sola iba escalera abajo 25 pisos. Y empecè a hablarme a mì misma "Vamos, Luisa, corre, corre, tù puedes, correo, vamos, vamos, vamos, con fuerza, vamos". Mi mayor miedo era que me agarrara otro terremoto en medio de las escaleras y que de la fuerza pudiera caerme por el precipicio (porque las escaleras dan al vacìo) o morir aplastada.

El miedo que sentì, no se puede explicar en palabras. Era tan abrumador que sòlo pude hacer una cosa: Padre nuestro, que estàs en los cielos, santificado sea tu nombre.

Me recè dos padrenuestros en lo que me demorè en llegar al primer piso, que en cualquier caso fue un rècord. Me acordè de dios. Cuando lleguè al 10 me tranquilicè, pensè "llegarè", pero tampoco sabìa lo que podìa seguir ocurriendo el resto de la noche.

Lleguè al primer piso, corrì por el pasillo hasta la recepciòn y vi a toda la gente aglutinada y me echè a llorar aùn màs y a divagar. Y entonces me agarrò Aylin, la vecina que conocì que es de la torre C. Me abrazò y me dijo "calma, calma" y me empecè a calmar y a llorar màs todavìa. Me sentè con ella y trataba de calmarme y entonces al fin entrò la llamada. Me contestò mi hermana llorando, me dijo que estaban todos bien, le pedì que me diera con mi mamà para decirle que ya no estaba enojada. Mi mamà estaba muy tranquila, por suerte.

Tratè de comunicarme con el resto de mis amigos, pero las llamadas de celular a celular siguen sin poder hacerse en su mayorìa. Es una ruleta rusa si habrà o no conecciòn.

Me quedè una hora conversando con Aylin y con Luisa, otra vecina de mi misma torre, pero del piso 6. Conversamos mucho, lamentamos habernos tenido que conocer en esta situaciòn y acordamos que la pròxima sea con asado y en bikini en la piscina. Ya comenzaba a regresar el humor y la vida a nuestros rostros.

La gente de la conserjerìa, se portò un 10. Facilitaron los telèfonos para que todos quienes lo necesitaran pudieran llamar y mantuvieron una calma que para mì era inimaginable.

Tan fuerte fue este terremoto que la gente saliò EN PELOTAS Y EN ROPA INTERIOR, como los pillò. Casi todos descalzos, muchos en pijama, los niños llorando. No, una tragedia. Conversamos con Laura, una brasileña que estaba alojàndose en un aparthotel del edificio y que estaba impactada con lo que pasaba.

Luego vimos pasar ingenieros civiles con cascos, que seguramente iban a evaluar el daño estructural del edificio para recomendar las medidas a seguir.

Yo decidì venirme a mi casa. Son 15 cuadras, pero entre medio cruza una carretera.

La ciudad estaba a oscuras, no habìa luces, salvo unos destellos de los edificios que tienen equipo de emergencia, no habìa semàforos, los autos circulaban erràticamente. Todo mal.

Fui no màs, en pantuflas, iluminàndome con la pantalla de mi celular. Caminè por Huèrfanos, doblè hacia Compañìa, porque NI CAGANDO cruzaba el puente de Huèrfanos. Lleguè al edificio de la Cintia y nos fuimos donde la Mariela. Luego a mi casa.

Lleguè acà y todos estaban bien como ya sabìa. La casa està en condiciones bastante complejas. Mi segundo piso colapsò y no es seguro subir, no sabemos còmo vamos a sacar todo lo que hay arriba, la cama, la tele, mis maquillajes, mi ropa. Pero por ahora no es una preocupaciòn.

Mi hermano me lo dijo de inmediato: los gatitos no estàn. Pero por suerte la Flavia y la Dorita ya regresaron, sòlo el Rufete sigue perdido.

Sintonizamos la radio y nos tapamos con frazadas la Cintia, la Mariela, mi hermana y yo, en la oficina. De pronto... una rèplica, una fuerte rèplica. La Dorita saliò rajando y el movimiento era de arriba a abajo, muy fuerte, pero no tanto como el terremoto. Sentimos miedo, nos agrupamos las 4 bajo el marco de la puerta. Fue un momento fuerte, tratar de calmarnos y decir "no es nada, no es nada" cuando en realidad no sabìamos si se podìa venir de nuevo la pesadilla.

La Cintia aùn no tiene noticias de su familia que està en el epicentro. La familia de la Mariela que vive en Molina perdiò parte de su casa, si es que no todo. No sabemos mucho, pero las noticias no son buenas. Sòlo esperamos que la falta de tecnologìa sea sòlo eso, y que podamos celebrar que todos estamos bien.

Santiago es un caos, el metro colapsò, hay muy poco transporte pùblico, se estàn por caer varios edificios, la carretera cortada, el paso internacional lo mismo, el aeropuerto cerrado. Los perros de bomberos comienzan a buscar personas debajo de los escombros. Lo peor es en Concepciòn. Oimos que dos torres se cayeron... no sabemos muy bien què es verdad y què no.

Ahora mi papà me lleva en el auto a buscar mi computador, a cortar la luz y el agua del depto porque salì asì, con lo puesto, y como las ventanas colapsaron, todo el polvo de los escombros debe estar adentro del depto.

Fue una verdadera pesadilla, pero lo importante es que estamos bien. Nunca olvidarè lo que sentì en ese momento aferrada al marco de la puerta en un edificio que se movìa de este a oeste con una violencia que te tiraba al piso. Nunca olvidarè este dìa en que sentì que iba a morir. Tampoco olvidarè a mis vecinas que me consolaron y a mis amigas que estuvieron conmigo para apoyarnos en este instante.

Sì hago una crìtica a còmo se comportaron los automovilistas. Ninguno me quiso llevar, acercarme un poquito, dado que iba a cerca. Nadie paraba, nadie se conmovìa ante lo que pasaba. La gente con frazadas durmiendo en la calle... estamos en shock.

Pero es como si le hubièramos burlado la mano a la muerte. Y poder contarlo es un regalo de dios, quizàs, que me escuchò mientras corrìa escalera abajo pidièndole poder llegar a tierra firme.

Update

Siendo las 18:20 horas, la Cintia ya tuvo novedades de su familia, todos están bien y a la espera de poder contactarse con su hermano Rodrigo que es el único del que aún no reciben novedades.

Mi departamento está en perfectas condiciones, no tiene una sola grieta. Se cayeron los veladores con las lámparas, el refrigerador se desplazó como 40 cms de donde estaba y el microondas casi se cae por detrás, pero no alcanzó. Estalló un vaso en el suelo y el seguro del ventanal de la pieza está roto. La sacamos barata, pero hay seguros comprometidos, así es que de todos modos no había de qué preocuparse. Lo importante es que no hay daño material y que las cosas están todas intactas salvo un vaso, así es que no será necesario comprar nada extra para reamoblarlo. El edificio tiene unas cuantas grietas, pero para ser una mole de 30 pisos, está impeque. Los ascensores ya funcionan.

Han seguido sucediéndose muchas réplicas, informan que ya van más de 60 sobre el grado 5.

El comercio barrial está funcionando de forma normal, hay almacenes abiertos, hay acceso a pan y comida, hay cybers abiertos.

Mi mamá está terminando de barrer los escrombros que tenemos en la casa y ya luego nos haremos un ánimo para subir al segundo piso de mi oficina y bajar el colchón para poder dormir.

Seguimos resistiendo y enviando energía al sur que está tristemente asolado por esta tragedia.

Gracias a todos por su apoyo.

UPDATE

Ya ha pasado un día desde la tragedia. Mi gato apareció en buenas condiciones. Todos seguimos bien. La casa continúa igual, pero esta semana nos vamos todos de acá por el riesgo. Mis papás se van a un departamento en Las Condes y yo me voy al mío... con fe no más para que las réplicas no me asusten mucho.

Seguimos esperando novedades del hermano de la Cintia, Rodrigo Figueroa González, por si alguien tiene información. Se encuenta en Cauquenes.

Gracias.

18 comentarios:

Alexa dijo...

Dios... lo que cuentas me ha hecho llorar... mucha fuerza desde Perú para todos ustedes!

Luisa Ballentine dijo...

Uuuuuuuuuf, Alexa, así estamos todos acá. Gracias por tu cariño y hermandad solidaria.

Viviana dijo...

Al igual que Alexa, no pude evitar el estremecimiento ni las lágrimas al leer el relato de tu experiencia extrema.
Sabés -por otra parte- que fuiste la primera persona en quien pensé cuando vi las noticias?
Te quiero un montón, Luisita!

Dante Trujillo Ruiz dijo...

Fuerza, carajo, cariño y solidaridad para todos los chilenos. Un abrazo desde Lima

Dalia Ivanova dijo...

Toda nuestra solidaridad y cariño para con nuestros hermanos chilenos. Compartimos su dolor. Saludos desde Cusco, Perú.

Noe dijo...

LA PUTA MAAAADREEE!!!!

no puedo siquiera llegar a imaginarme lo que se debe sentir en ese momento, Luisinha.

y finalmente siempre las mismas imágenes, no? la familia, los amigos, los animales..

ahora queda reconstruir, que no es nada fácil, pero permite algo que puede ser maravilloso: unidad.

te quiero, y como ya te dije, no te das una idea el cagaso que me pegué cuando me dijeron del terremoto en chile. estás bieeeen metida en el corazón, diva!

buena vibra, Luisi. y mucha fuerza.

Tomás Reyes dijo...

Luisitaaa, el infierno en la tierra. Yo logré mantener esa calma impensada, NO SÉ CÓMO, creo que de alguna manera caché que tenía que estar tranquilo por mi mamá y mi abuela. Mi papá y mi hermano igual que yo, unos búfalos. Todos apotrincados al marco de la puerta, mi abuela llorando un Ave María, mi mamá respirando rápido. Yo y mi papá diciendo: ya va bajando, se está pasando, tranquilos tranquilos (cuando la hueá iba cada vez peor). Y mi hermano retando a mi abuela porque se ponía nerviosa jajajaja (aunque me dijo que no la estaba retando, sonaba así).

Pero aparte de eso, mi angustia fue no poder comunicarme, pensaba en ti y tu casa, si estarías en tu depto o no. En mis amigos de Conce, en Abelino que quizás iba manejando. Eso me dio pena y de pronto LOS QUISE TANTO A TODOOOOOS. Y quise a Chile también, con sus terremotos.

Ahora vamos a tener que ayudar, de alguna manera no me cae la teja de que esto sea grave, pero supe recién de un pueblo en que el mar entró varios kilómetros, hay como mil familias en un cerro sin agua ni comida rogando ayuda.
Vamos a tener que ayudar, Luisita.

Te quieroooooooooooooooooooooooooooooooo

Luisa Ballentine dijo...

Vivi! gracias por acordarte! Yo también me acordé de ti, de la Noe, de Martín, y pensaba que se iban a preocupar cuando supieran la noticia. Les iba a mandar un mail como a las 6 de la mañana, pero se cortó la luz y hasta ahí no más llegué. Por suerte ya está todo más calmo. Te quiero!!!!

Gracias, Dante y Dalia! Se siente esa fuerza que nos están enviando y se agradece todo el apoyo a Chile, que tanto lo necesita hoy.

Noe! Me acordaba mucho de ti pensando cómo se iban a preocupar cuando supieran. Lo importante es que estamos todos bien, es lo único que me preocupa. Cuando sientes ese nivel de descompensación cataclísmica, realmente te das cuenta de que lo material es lo material. Ahora nos queda tirar para adelante y esperar lo mejor no más, pues sólo se puede ir hacia arriba. Te quiero, amiga!

Mi Tomasín!!!!!!!!!! Te llamé tanto esperando saber cómo estaban! Qué bueno que mantuvieron la calma porque lo peor es sumarle, a todo el desastre, la histeria. Además estaban juntos, eso es lo importante. Estar solo mientras se viene todo abajo es otra cosa, no se lo doy a nadie.

Y nuestro país es así, nosotros lo sabemos. Ahora nos toca otra vez reconstruirlo. Está la cagá en el sur, pero poco a poco lo lograremos. Como siempre. Te quieroooooooo no quiero que nunca más terremotee.

Marulista dijo...

Luisa

Esto ha sido terrible, pero no tanto pensando que estamos bien. Es mi primer terremoto en la vida y estamos todos vivos.
Siento tanto dolor por quienes han perdido sus seres querido, sus casas, la fotooos, las cartas.
Esas cosas que jamás se podrán recuperar.
Yo estaba despierta, por suerte atiné rápido, agarré a pixel y a pata pelá estaba en el hall del edificio. Después subí, saqué leche, frazadas,, un termo k tenía cn agua caliente, la plata, los documentos, los pañales.
Instalados en el hall pasamos la noche. En la mañana vinimos a La Florida, aquí todo es bajito y no pasó nada.
Ah, si, se cayó un florero.

Besos amiga, estoy feliz de que podamos contar esta historia.

Luisa Ballentine dijo...

Así es amiga, lo importante es que podemos contar esta historia y que todos estamos bien.

Me preocupé mucho por ustedes que estan en el casco histórico igual que yo. Qué bueno que todo salió bien y que están sanos y salvos.

Pixelín vivió su primer terremoto así como viví yo el del 85 con un año. Ojalá sea el último, esta experiencia ha sido demasiado. Y ahora hay que estar juntos en la reconstrucción de nuestro sur.

Te quiero muchooooooooooooo

S. M. L. dijo...

Extraordinario y conmovedor relato de lo que todos sentimos.
Un abrazo
El tío Lamordes
CUIDese TiA elMONito

Luisa Ballentine dijo...

Muchas gracias, Tío Lamordes y Monito. Acá estamos resistiendo. Ustedes también cuídense mucho. Un abrazote gigante.

Juan Punto dijo...

Solo quiero decirte que te quiero mucho,es lo único que me sale porque sé que ya estas bien, pero se me pone la piel de gallina pensando cómo la pasaste es esos minutos. Besos, muchos.

Juansotismo dijo...

En el piso 25 yo creo q me voy cortao de un ataque a la cuchara antes de poder bajar las escaleras.
Jevimetal tu relato Luisa (me llegó a doler la wata leerlo e imaginármelo).
Uff.

Luisa Ballentine dijo...

Yo tb te quiero mi Juancis! Ya está todo bien. Besote!

Juansotismo... no se lo doy a nadie, pero te juro que esos 25 pisos se bajan en 2 segundos cuando estay tan cagao del susto. Qué bueno que ustedes también están bien. Besurro!

°°Janekeo°° dijo...

Qué bueno leer que estás bien
a mí recién me volvió la electricidad y puedo cargar el celular .. a mis viejos les tocó el trremoto en carretera cuando iban entrando a la séptima región, por suerte mi viejo maneja bien y llegó ayer a las 10 a Stgo narrando lo que habían vivido en la carretera y cómo estaban las carreteras dañadas y rotos los pasos sobre nivel...

También fue uno de los miedos más grandes vividos, no porque temí morir, porque estaba en mi casa sentada en el suelo, pero sentía q si se me caía la casa encima no pasaría mucho por ser de madera.. pero temí por mis viejos porque jamás me contestaron al celular, y recién supe de ellos cuando llegaron a las 10 ayer...

Abrazos Lu

°°Janekeo°° dijo...

y también recé lo que recordé...

Luisa Ballentine dijo...

Mayiiiiiiiiiiii qué bueno leer noticias tuyas!!!!!!!!! Te llamé mucho, pero la misma historia de siempre: era imposible poder contactarse, los celulares cagaron. Todavía ahora no me entran muchas llamadas. Recién me llamó alguien y no pude escuchar nada.

Me alegro mucho de que estén todos bien, Mayi. Qué bueno que fue sólo un susto. El susto de nuestras vidas, pero nada más.

Qué siga todo bien por allá y ya nos veremos para esa mermelada.

Te quiero, amiga!

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