13 de septiembre de 2010

Reflexiones bonjovísticas

Bueno, como queda TAN POCO para el super concierto del año, les debo advertir que la fiebre bonjovera ya me contagió y se vendrá con todo los siguientes días.

Hoy día quiero reflexionar un poco en torno a esta pasión que siento por mi grupo preferido, porque he estado pensando mucho al respecto.

Bon Jovi fue el primer músico al que yo elegí concientemente. Es decir, no me lo impuso la industria de moda ni las influencias de mis amigos. Yo me sentí interpelada por ese sonido y lo seguí durante muchos años con gran convicción y efervescencia.

A mí me gustó Bon Jovi cuando era bastante chica, como 11 años más o menos. Yo no tenía tele en mi pieza por esa época, así es que la radio era mi compañía. Todos los domingos la Carolina daba el especial de un artista a las 12 en punto. Durante aquella semana había escuchado la promoción y reconocido un par de acordes que me gustaban, así es que decidí prepararme para grabar ese par de canciones.

Mi sorpresa fue grande cuando descubrí que me gustaban la mayoría de las canciones y en mi vieja y querida radio Sony comencé a grabar los temas uno tras otro. Y en mi personal estéreo Aiwa los reproduje una y otra vez hasta el hartazgo máximo.

Y así fue como me enamoré de Bon Jovi. Sus canciones me resonaban de antaño, pero poco a poco fui descubriendo que esos ritmos eran mis ritmos también.

Corrían tiempos muy distintos a los de ahora. Yo tuve mi primer caset original de Bon Jovi cuando salió Crush, a finales de los '90. Antes de eso, la Marru me prestó una vez el Crossover y el resto fueron mis propias grabaciones artesanales de la radio. Muchos de los grandes clásicos de Bon Jovi no los conocí en el pasado y tampoco los conozco ahora. Yo elegí de ellos lo que me llamó en ese momento y ahí me quedé.

En ese entonces no existía internet, no era llegar y bajar y conocer los discos y las canciones, era un trabajo más artesanal. Las letras escaseaban. Uno se compraba los cancioneros en San Diego cruzando los dedos pa que trajeran las letras de las canciones que uno quería... y no siempre había éxito.

Me acuerdo una vez haber regresado tan triste porque mi cancionero no tenía Always ni tampoco Born to be my baby. Mi papá me escribió esta última y así poco a poco empecé a dominar las letras.

Antes de eso, también utilicé la tan excelente técnica de tratar de entender lo que decían y escribirlo tal cual como sonaba no más. Y así tuve agendas llenas de letras de canciones en inglés que, obvio, nunca fueron tales, pero yo le ponía mi empeño y cantaba cualquier cosa.

Mi acercamiento con Bon Jovi fue, por esos años, rítmico y melódico. A mí me gusta mucho la base rítmica de las canciones y esa cosa media ruda y golpeada de John al cantar.

Hasta ese momento, ya gran fanática del grupo, rayando una y otra vez los casets grabados por mí misma, yo no les conocía la cara. No sabía cómo eran, ni cuantos, ni la historia. Ahora tampoco sé mucho más.

Nunca los seguí porque fueran guapos (que lo son, lo supe después) ni porque me encantaran sus largas caballeras (cuando les vi los rostros ya usaban el pelo corto), nunca vi los videos. Ni hoy en día. Conozco muy pocos, los más modernos y el de Always que me encanta.

No fui devota de las personas, sino de las canciones y la música. Ya más grande supe más detalles y comprendí las letras. Y entonces me identifiqué plenamente con ellas, con las penas de amor de las mejores power ballads hechas en la historia del rock.

Yo elegí esta música. O ella me eligió. Pero con el paso del tiempo dejamos de elegirnos.

Ahora ya no me identifico con el trabajo que hace Bon Jovi, por eso me cuesta tanto compenetrarme con los nuevos discos.

Ahora me siento más interpretada y representada por Matchbox20 o Linkin Park, a quienes me encantaría ver en vivo mientras nos seguimos compenetrando, pero ése es otro tema.

Con Bon Jovi hoy en día, al 2010, tenemos poco en común. Mi actualidad es muy distinta a la del grupo y esos ritmos y melodías me suenan super ajenos, sin embargo por ese amor primero que se dio y que duró largos años, nos debemos este encuentro.

Por esa devoción casi religiosa que puse en escribir letras de canciones, grabarlas, conseguirlas, cantarlas, sentirlas y vivirlas. Por tantas tardes cantando a todo chancho con pasión.

Bon Jovi es la banda sonora de gran parte de mi vida y me dan muchas ganas de un día encontrarme con los cabros y decirles: gracias. Gracias porque me acompañaron durante largas caminatas escuchando Keep the faith y sintiendo latir en mi mismo corazón los tambores de la libertad y de la fe misma.

Gracias porque hicieron memorables muchos momentos de mi existencia. Gracias porque crearon canciones que para mí son himnos y que hoy en día me conmueven con la misma facilidad con que lo hicieron en un comienzo. Gracias porque mi vida ha sido más feliz al disfrutar de su música, porque me han hecho cantar hasta secarme la garganta y porque en pocos días más podré verlos en vivo y cumpliré mi sueño.

Aunque hoy no somos los mismos, los quiero con el mismo entusiasmo y las canciones que nos unieron en el pasado lo harán para siempre.

Voy por la nostalgia del pasado vivo en este presente mío y porque tenemos esta deuda pendiente. Voy solita con mi entrada, no tengo grandes expectativas porque sé que tocarán muchas canciones que no son mías, pero en esos momentos en que suenen las guitarras y las voces de las canciones que Bon Jovi escribió únicamente para mí, estaremos en éxtasis y paz absolutos.

Gracias por ser mi grupo preferido. Nunca los olvidaré. Nos vemos pronto.

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