3 de agosto de 2005

El estudiante de periodismo

El perfil del estudiante de periodismo ha sido descrito en muchas publicaciones. Además de destacar su flojera y mediocridad, se señala su extravío respecto de lo que quiere del mundo.

La mayor parte de los chicos y chicas llega a la carrera porque no sabe qué hacer con su vida, porque no tiene conciencia de su vocación profesional (es inexistente) o porque:
1) escribe bien (corrijo: cree que escribe bien)
2) hizo un cortometraje en el colegio y no tuvo los huevos para entrar a cine.

El error de sustentar una inexistente vocación en algunos "talentos" como pueden ser el don de la escritura o de la dirección cinematográfica, radica en que la academia del periodismo (aka: universidades) no son incubadoras de escritores ni de cineastas, sino de periodistas. Y el periodista no sólo escribe decente, sino que además tiene que ser capaz de encontrar algo que pueda darle sustento económico cuando egrese y no encuentre pega: debe ser capaz de conducir y conducirse de manera inteligente. Algunos dirán "como todos"; cierto, como todos, pero con perspectivas más entretenidas, si sabe qué teclas presionar.

El espíritu periodístico no está sólo en la búsqueda de la noticia, en la elaboración de pautas, sino más bien en las inquietudes personales que se reflejan en su entorno, en su mundo y en su cerebro.

Por otra parte, aunque un poco tarde, cabe preguntarse por la "vocación": ¿es tan así? Sí, la verdad es que es tan así. No significa que el llamado por el servicio noticioso deba surgir a temprana edad, pero estando ya ad portas de salir de la facultad, si no se ha sentido una mínima emoción estando detrás del teclado, las cámaras o el micrófono... hay que preocuparse, replantearse y, de frentón, asumir que no se es para esto.

El estudiante de periodismo, lleno de inseguridades y crisis, con su flojera y falta de disciplina informativa, o con su excesivo personaje amo de la actualidad; termina convertido en el hombre orquesta, y eso significa muchísimo más que apretar ON para echar a andar la cámara o dar la bienvenida a un programa radial. Es sustentar un discurso que, por la falta de peso y convicción de los representantes estudiantiles de la profesión, termina por desacreditar cualquier intento de revalorización por parte de quienes sí creen y sí logran dar con el camino correcto.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buen comentario mija.
Me quedo con esta parte...

El espíritu periodístico no está sólo en la búsqueda de la noticia, en la elaboración de pautas, sino más bien en las inquietudes personales que se reflejan en su entorno, en su mundo y en su cerebro.

y en eso ando yo... dandole a www.daleideas.cl (de los creadores de dalealbo.cl)donde podré canalizar varias inquietudes personales, además de ganar algo de plata.

un abrzo mija, se le quiere.

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