11 de septiembre de 2006

Señales involuntarias

Considero un error jugar a las señales.
Decir o hacer algo esperando una reacción en el otro, en vez de ser directo y hablarle o pedirle lo que uno quiere.
En algún momento pensé que esos juegos me habían costado caro, pero ya no lo creo más.
Dije cosas sólo para ver hasta dónde llegaba, y finalmente eran círculos.
Hoy estoy convencida de que mis acciones poco tenían para poder hacer.
Sobre el asunto más crucial: dejarlo todo, yo siempre fui muy clara. Sin segundas intenciones.
Casi tomé mis cosas y abandoné una vida construida por una que yo quería.
Pero antes de arrojarme quise una señal que se superpusiera a las cosas que circularon en aquel tiempo.
No hubo nada.
Así no me voy, dije.
Ahora sé que no hubiera servido.
Pero sigo creyendo que aún es posible coincidir, aunque no esté dispuesta a hacer nada, porque ese trecho que se fue a la basura, no lo boté yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿podría repetirme la pregunta por favor?
ah, Dios lanza el rayo, esa sería una señal

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