Y entonces llegó el día de la graduación y toda la gente dijo "¡llegó el día de la graduación!". La lata de la graduación es que muchos nos titulamos hace rato, entonces la gente se confundió y no sabía si tenían que felicitarnos de nuevo. PUES SÍ, LO TIENEN QUE HACER IGUAL.
El día de la graduación todos fuimos bien vestidos. Nos pusimos ropa de cocktail, porque era a media tarde, e invitamos a célebres invitados. Algunos se pusieron ropa de noche e hicieron el ridículo. Algunas se pusieron la ropa de mamá e hicieron el ridículo. Algunos se pusieron la ropa de ir a la feria e hicieron el ridículo. Algunos, a pesar del esfuerzo, no lograron nada.
Pensamos que la cosa iba a ser larga porque éramos muchos, pero afortunadamente todo salió rápido y sucedió de modo expedito. Nos mamamos unos discursos, juramos y luego subimos al escenario, donde una pantalla gigante nos mostraban nuestros cachetes alegres y sonrientes, para luego bajar (por el lado opuesto) y tomarnos una foto con el título.
Cuando todos terminaron vinieron los discursos de los eshtudiantesh deshtacadosh. Arengas contra la facultad de por medio, el asunto terminó bien, con risas y aplausos. A estas alturas francamente, nada puede no darte risa y sacar aplausos. Es el fin. En el fin todos reiremos y aplaudiremos. Lo dice dios.
Luego vino el himno, que nunca me aprendí porque yo no soy MAMONA, y nos fuimos tras un simulacro de tomar una foto generacional que no pudo ser.
Y eso fue todo.
Lo mejor es que la mayoría no volveremos a vernos jamás... YEIIIIIII; y que nuevamente tenemos en nuestras manos el poder de juntarnos con los nuestros.
Nah, mentira. No tenemos ningún poder. Allí, en el momento exacto en que pudimos decidir no rodearnos nunca más de círculos cuicos y quedarnos con nuestras elecciones marginales, dios puso jefes, compañeros de trabajo, pretendientes (N___), conocidos, y... NUEVOS COMPAÑEROS DE CURSO QUE PODRÍAS ENCONTRARTE EN UN POSGRADO. YEIIIIIII.
En el fondo nada ha terminado. Es sólo una transición entre el dominio académico y el laboral. ¿Hasta cuándo? Hasta el día en que te haces mesera en Rumania o abres una panadería propia.
Todo, todo, todo lo que hay entremedio, es siempre una alienación de poder en las manos de otro.
Salú de todos modos.
El día de la graduación todos fuimos bien vestidos. Nos pusimos ropa de cocktail, porque era a media tarde, e invitamos a célebres invitados. Algunos se pusieron ropa de noche e hicieron el ridículo. Algunas se pusieron la ropa de mamá e hicieron el ridículo. Algunos se pusieron la ropa de ir a la feria e hicieron el ridículo. Algunos, a pesar del esfuerzo, no lograron nada.
Pensamos que la cosa iba a ser larga porque éramos muchos, pero afortunadamente todo salió rápido y sucedió de modo expedito. Nos mamamos unos discursos, juramos y luego subimos al escenario, donde una pantalla gigante nos mostraban nuestros cachetes alegres y sonrientes, para luego bajar (por el lado opuesto) y tomarnos una foto con el título.
Cuando todos terminaron vinieron los discursos de los eshtudiantesh deshtacadosh. Arengas contra la facultad de por medio, el asunto terminó bien, con risas y aplausos. A estas alturas francamente, nada puede no darte risa y sacar aplausos. Es el fin. En el fin todos reiremos y aplaudiremos. Lo dice dios.
Luego vino el himno, que nunca me aprendí porque yo no soy MAMONA, y nos fuimos tras un simulacro de tomar una foto generacional que no pudo ser.
Y eso fue todo.
Lo mejor es que la mayoría no volveremos a vernos jamás... YEIIIIIII; y que nuevamente tenemos en nuestras manos el poder de juntarnos con los nuestros.
Nah, mentira. No tenemos ningún poder. Allí, en el momento exacto en que pudimos decidir no rodearnos nunca más de círculos cuicos y quedarnos con nuestras elecciones marginales, dios puso jefes, compañeros de trabajo, pretendientes (N___), conocidos, y... NUEVOS COMPAÑEROS DE CURSO QUE PODRÍAS ENCONTRARTE EN UN POSGRADO. YEIIIIIII.
En el fondo nada ha terminado. Es sólo una transición entre el dominio académico y el laboral. ¿Hasta cuándo? Hasta el día en que te haces mesera en Rumania o abres una panadería propia.
Todo, todo, todo lo que hay entremedio, es siempre una alienación de poder en las manos de otro.
Salú de todos modos.
3 comentarios:
hola, yo estuve alli y me puse la ropa de mama jajajaja
te faltò comentar los abrazos cinicos
bye!!
felicidades por su logro, ahora tus compañeros son competencia.
al menos yo he visto a casi ninguno de los mios ,pero que importa que importa .
Cierto! se me olvidaron los abrazos. Margosh. Qué desubicación.
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