12 de enero de 2008

Sobre estudiar periodismo

En la Revista El Sábado de hoy, el padre Berríos utiliza su columna para referirse a la campaña de "desincentivo" (entre comillas) que el Colegio de Periodistas impulsa para que los jóvenes lo piensen dos veces antes de decidirse por esta carrera.

Argumenta, el padre, que la vocación es lo fundamental y que bla bla bla, frases muy interesantes que usted puede leer ACÁ y con los que en este caso me veo en la obligación de disentir.

Si hablamos de la vida y los largos años que estaremos en ella (suponiendo que nada nos interrumpa el viaje anticipadamente), es cierto: hay muchísimos caminos y uno se va dando cuenta del lugar que ocupan sus intereses, de lo que realmente desea hacer, y muchas veces se trata de cosas que no pensamos a los 17 años, cuando elegimos una carrera de por vida. En ese sentido, la vocación es fundamental, qué importa cuánto uno gane y cómo logre desenvolverse en materia económica, mientras se haga lo que se quiera con toda la pasión que demandan, justamente, las pasiones.

Pero como estamos en el mundo real y no en el de bilz y pap, la cosa es un poco más compleja. Primeramente se resuelve a temprana edad y no todos están capacitados para optar por una sola alternativa de esa envergadura. Después, como somos un país en que la educación se paga, no existe margen de error para la mayor parte de nosotros. O le achuntaste a la carrera o cagaste. No vamos a estar, como en otros países, estudiando hasta los 37 años saltando de universidad en universidad para dar con lo que finalmente es nuestra vocación.

En esta vuelta estoy con el Colegio de Periodistas. Somos demasiados y no hay lugar para todos. Vivimos en un país con una sociedad imperfecta (que hemos construido entre todos, desde luego) por lo tanto no podemos apelar al funcionamiento de la meritocracia y a que seamos los elegidos porque somos mejores que otros.

Por otra parte, ¿es la meritocracia la mejor forma de desenvolvimiento social? A mí me encanta, me conviene y me va; pero tiene falencias quizás mucho más feas que otras formas y de las que hoy no hablaré.

El periodismo seguirá siendo siempre para mí uno de los modos más perfectos y magníficos para poder vivir en sociedad, porque proporciona el bien más importante del mundo globalizado: la información. No hablo de las noticias, hablo de poder llegar a lo que uno requiere, de poder encontrar ese dato, de que alguien pueda decirte "esto es lo que se hace en este caso, así funciona esto, y lo sé porque poseo la información", de superar la pobreza por medio de la comunicación y la información social, de la creación de interés en lo que pasa en este país realmente; no en el dólar, no en Zaldívar, sino en lo que vivimos hoy y siempre quienes estamos al margen.

Al periodismo lo amo en esa forma; en la forma en que da una mano a la comunidad, en el modelo de búsqueda de información que me dio y que me permite saber casi siempre qué es lo que se debe hacer para distintas cosas. Encontrar lo que se busca es un patrimonio escaso y me lo dio el periodismo. Gracias a eso es poco probable que haya algo que no sepa y que podría haberme ayudado. Aquello que me sirve, lo sé porque aprendí a buscarlo.

A pesar de ello, y porque mi vocación periodística empezó hace muchos años y probablemente nunca muera, creo que quienes están pensando en esta carrera deben darle una segunda vuelta a la opción; especialmente los que entran porque no saben qué más hacer con sus vidas.

Estamos los que a los 15 años dijimos PERIODISMO y descubrimos el mundo, y están aquéllos que ahora nos tratan de convencer de que en 5 años lograron encontrarse en este campo. Eso no es así. El periodismo nace desde muy chicos, incluso antes de que se le pueda denominar así a esa inquietud infanil y adolescente.

Si alguien me pidiera consejo, le diría que si el periodismo es lo único que ha llenado su cabeza en muchos años, lo persiga con actitud de férrea defensa y que pelee por el lugar que tiene ganado debido a esa vocación innata. En cambio para alguien que tiene diversos intereses y que ve periodismo como uno de ellos, lo mejor es optar por otra profesión, donde le sea más fácil encontrar trabajo y donde gane más.


¿Por qué no? No entiendo cuál es el problema de realizar una actividad que le gusta a uno y que le dé dinero. Optar por el camino contrario es olvidar que en este mundo se pagan cuentas y se consume de un modo irracional.

Quien no esté seguro, que se tome un tiempo y trabaje antes, se busque y se encuentre.

Para aquél que no dijo hace ya varios años que el periodismo es lo suyo, es mejor que no decida en tres días que sí lo es, porque las cosas hoy están más difíciles que nunca.

Todos sabemos por qué somos tantos: no es difícil, es fácil; y por eso mismo es que tenemos tanto desprestigio, porque todos los que llegaron acá buscando esa facilidad se han encargado de dejarnos mal a los que estuvimos por sobre el estudio de la carrera en sí.

A lo mejor los cursos son sencillos y nos sacamos buenas notas y hasta no tenemos que dar examen de grado; pero una carrera no es ir a la universidad a estudiar y rendir, es ponerla en ejercicio desde siempre. Allí donde muchos hemos hecho tanto por demostrar la valía del periodismo, otros se han encargado de destruirlo con su mediocridad. Y son los que tienen el poder, los contactos, los papitos y los tíos.

Ésa es una realidad insoslayable. Pensarlo dos veces no es dudar de una vocación u otra, es quizás hacer una diferencia de vida, porque no todos vamos a lograr ese trabajo que nos llevó a esto. No todos vamos a ser corresponsales de guerra.

Y qué bueno que algunos nos demos cuenta de que no necesitamos eso, pero por ahí llegará una frustración mucho más grande que los bajos sueldos y la explotación laboral, para quienes soñaron con lo que la tele nos muestra: rostros lindos y altas ganancias que sólo son para unos pocos.

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