Hoy día se me ocurrió la cuestión más increíble del universo.
Yo decía: si tenemos 300 mil trillones de dólares ahorrados en el extranjero a nivel país (pensando que nuestros ahorros sigan creciendo exponencialmente en cuentas bancarias de Suiza); un día nos podría dar la weá de ir a exigirlos.
Y entonces todos los chilenos organizamos una gran protesta con cuática para exigir que se nos entreguen los 2 millones de dólares que nos tocan a cada uno (supongamos que saco bien las cuentas, ¿ya?).
Con toda nuestra ira por años de gobiernos asquerosos, llegamos hasta la Moneda y exigimos nuestra platita (junto con el porcentaje que nos toca del sueldo de Chile, of cors, perteneciente a Codelco), llenos de furia adolescente que termina por hacer ceder a los poderosos: nos tienen que entregar nuestros 2 millones de dólares.
Cada chileno haciendo la fila para recibir su cheque. Colapsando en mala los bancos, las entidades financieras, y todo organismo dispuesto a participar en la Gran Repartija de dinero del Milenio.
Luego resulta que ser que todos tenemos nuestra plata en la mano.
¿Qué haría usted con 2 millones de dólares? Yo dejo de trabajar. Tal cual. Y con mayor razón el basurero, el barrendero, el vendedor ambulante, el kioskero, el profesor, el carabinero, el almacenero.
¿O no? Digamos que los únicos que se mantienen son los bomberos porque trabajan por amor. El resto tendría en sus manos la posibilidad de cumplir un sueño, o cumplir todos los sueños.
El panadero, ¿se levantará a hacer el pan por amor a las 3:00 AM? No. El panadero a la mierda, se fue a Europa en dos patás con toda la familia. ¿Comprar pan hecho? No se puede porque no hay quién haga el pan hecho. No hay quién atienda los negocios donde se vende el pan hecho. No hay nada.
Tenemos 2 millones de dólares y no hay mucho que comprar porque todos tenemos el poder adquisitivo. Y si queremos comprar 15 millones de casas los precios se disparan. Mejor optar por remodelar la propia y convertirla en mansión, pero... ¿quién hará los trabajos? Ya no hay maestros, ni pintores ni electricistas.
Y en ese momento aparece la revelación como una luz, apesar de ser antiquísima, del trabajo compartido. De la necesidad de que cada uno se ocupe de lo suyo para que yo pueda ocuparme de lo mío.
¿Qué traerán consigo 2 millones de dólares? Esclavos. Esclavos de países fronterizos. Y no creo que bien pagados aunque se pueda, porque en el germen del rico abunca la avaricia. En cuanto uno pone las manos sobre cantidades de dinero tan grandes, sobreviene el egoísmo.
Quienes no tengan esclavos optarán por el éxodo masivo. Chile se despoblará prácticamente. La mayoría huirá a países donde puedan usar sus fortunas. Donde haya gente a la que pagarle por trabajo realizado.
Reflexión: la plata puede matar un país.
A pesar de todo ello lo deseamos. Al menos yo. 2 millones de dólares para resolver todo de un paraguazo. Para no necesitar de nadie que extienda cheques a nombre de uno. Para acabar con la humillación del que pide dinero a los parientes sin respuesta. Para volver a comprar carne, para pagar tratamientos siquiátricos, para pagar el agua, la luz, el teléfono. Para no postular a fondos concursables ni licitaciones.
2 millones de dólares.
Que sólo son útiles si se vive en una sociedad como ésta. ¿Dónde más podría servir tanto tanto dinero?
Yo decía: si tenemos 300 mil trillones de dólares ahorrados en el extranjero a nivel país (pensando que nuestros ahorros sigan creciendo exponencialmente en cuentas bancarias de Suiza); un día nos podría dar la weá de ir a exigirlos.
Y entonces todos los chilenos organizamos una gran protesta con cuática para exigir que se nos entreguen los 2 millones de dólares que nos tocan a cada uno (supongamos que saco bien las cuentas, ¿ya?).
Con toda nuestra ira por años de gobiernos asquerosos, llegamos hasta la Moneda y exigimos nuestra platita (junto con el porcentaje que nos toca del sueldo de Chile, of cors, perteneciente a Codelco), llenos de furia adolescente que termina por hacer ceder a los poderosos: nos tienen que entregar nuestros 2 millones de dólares.
Cada chileno haciendo la fila para recibir su cheque. Colapsando en mala los bancos, las entidades financieras, y todo organismo dispuesto a participar en la Gran Repartija de dinero del Milenio.
Luego resulta que ser que todos tenemos nuestra plata en la mano.
¿Qué haría usted con 2 millones de dólares? Yo dejo de trabajar. Tal cual. Y con mayor razón el basurero, el barrendero, el vendedor ambulante, el kioskero, el profesor, el carabinero, el almacenero.
¿O no? Digamos que los únicos que se mantienen son los bomberos porque trabajan por amor. El resto tendría en sus manos la posibilidad de cumplir un sueño, o cumplir todos los sueños.
El panadero, ¿se levantará a hacer el pan por amor a las 3:00 AM? No. El panadero a la mierda, se fue a Europa en dos patás con toda la familia. ¿Comprar pan hecho? No se puede porque no hay quién haga el pan hecho. No hay quién atienda los negocios donde se vende el pan hecho. No hay nada.
Tenemos 2 millones de dólares y no hay mucho que comprar porque todos tenemos el poder adquisitivo. Y si queremos comprar 15 millones de casas los precios se disparan. Mejor optar por remodelar la propia y convertirla en mansión, pero... ¿quién hará los trabajos? Ya no hay maestros, ni pintores ni electricistas.
Y en ese momento aparece la revelación como una luz, apesar de ser antiquísima, del trabajo compartido. De la necesidad de que cada uno se ocupe de lo suyo para que yo pueda ocuparme de lo mío.
¿Qué traerán consigo 2 millones de dólares? Esclavos. Esclavos de países fronterizos. Y no creo que bien pagados aunque se pueda, porque en el germen del rico abunca la avaricia. En cuanto uno pone las manos sobre cantidades de dinero tan grandes, sobreviene el egoísmo.
Quienes no tengan esclavos optarán por el éxodo masivo. Chile se despoblará prácticamente. La mayoría huirá a países donde puedan usar sus fortunas. Donde haya gente a la que pagarle por trabajo realizado.
Reflexión: la plata puede matar un país.
A pesar de todo ello lo deseamos. Al menos yo. 2 millones de dólares para resolver todo de un paraguazo. Para no necesitar de nadie que extienda cheques a nombre de uno. Para acabar con la humillación del que pide dinero a los parientes sin respuesta. Para volver a comprar carne, para pagar tratamientos siquiátricos, para pagar el agua, la luz, el teléfono. Para no postular a fondos concursables ni licitaciones.
2 millones de dólares.
Que sólo son útiles si se vive en una sociedad como ésta. ¿Dónde más podría servir tanto tanto dinero?
1 comentario:
toda la razon ,ayer casi me convierto en vivo ,tenian ganas de voltearme ....
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