1 de agosto de 2008

Vacaciones

No sé por qué tengo este hobbie que tengo: planear las vacaciones. Jajajaja. Es un lindo hobbie. Seguramente somos muchos.

Yo no sé ustedes pero a mí me revitaliza.

El año pasado cuando estaba en las fauces de tragababas, lo que me mantenía a salvo del suicidio era planear las vacaciones, buscar paquetes turísticos, pasajes, lugares, hospedajes, alternativas, compañía, etc.

Ahora pienso en las vacaciones como mi descanso merecido. Un descanso especial. No un descanso de este período de tiempo, es decir, no el descanso anual que viene tras el trabajo para luego dar paso de nuevo al trabajo; no. Es un enfoque diferente. Un descanso un tanto más integral, un descanso que viene a sanar un período de tiempo más largo que 11 meses corridos de trabajo remunerado.

Pienso en divertirme con las pocas solteras que vamos quedando. Algunas de ellas irán de cacería, for sure; pienso también en el spa terriblemente snob y anti-yo que, a falta de un novio que me haga masaje intensivo, me seduce con sus ofertas seductoras que aún no puedo pagar pero que ya podré.

Pienso en reflexionar poco. Pienso en Harry (Potter) y los tomos que me faltan, pienso también en jugar ajedrez concentrado (porque me cuesta concentrarme), póker también, un curso de baile típico de dos horas a la pasada en alguna ciudad donde no aprenda ni medio a moverme como se mueven las nativas, pero poniendo el empeño nacional por delante.

¿Un descanso de mí misma? También. Por qué no. Una ducha matutina y a gozar a gozar y a vivir a vivir. El lugar es lo de menos. Pero es interesante la predisposición que hay dependiendo del destino. Es decir, si uno mira a Brasil el pensamiento dice samba y rumba, si uno mira a San Pedro de Atacama la cosa se torna más mística, si uno mira hacia Torres del Paine me da la sensación de una limpieza de los ojos por el paisaje.

Y mira que podría ser Rusia... Pero creo que me falta para Rusia. Me falta anhelarla más todavía.

Y Viña siempre Viña, infaltable baño de recuerdos y de mucha playa. Y Valle del Elqui. Qué sé yo.

Creo que se puede ser feliz y pasar bien con poco (y vaya que sí), pero también creo que la plata se hizo para gastarse. Todo bien con el campamento y el mochileo, pero cuando uno ha trabajado tanto y ha cumplido con sus deberes, sus deudas, sus cosas pendientes, sus necesidades, sus inversiones, sus trabajos sociales; es justo poder irse a un lindo hotel y comer en restaurantes. O poder darle eso de regalo a quienes uno sienta que merecen un relax.

En fin. Cuando la máquina me envuelve yo planeo las vacaciones. Y bien puedo empezar de un año para el otro, así soy yo, a todo vapor.

No sé qué se vendrá para el 2009. Hay muchas ideas y muchos pactos ya hechos, pero veremos qué se mantiene. Lo cierto es que algo se hará. Y espero que sea bueno.

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