26 de enero de 2009

A la cabeza de la empresa

Sin duda que ya se está haciendo notar el efecto de la supuesta crisis en la realidad nacional. Lo veo día a día cuando personas de mucha experiencia, que llevan cesantes varios meses, postulan a los empleos que ofrezco en mi empresa y que están destinados a jóvenes que recién comienzan su carrera o que están en período de práctica.

Hay que hacer convivir dos realidades: por un lado la realidad de la empresa que puede contratar personal bajo ciertas condiciones (freelance, por horas, a honorarios) y que de lo contrario simplemente no contrata a nadie; con la necesidad de las personas de encontrar un trabajo estable perdurable en el tiempo con una remuneración que les permita vivir bien.

Mi caso es el primero, desde luego. Mi empresa requiere una cantidad de soluciones externas que sólo pueden ser contratadas por horas y por un determinado tiempo, y además orientadas a capacitación, es decir, con el objetivo de que aprenda a hacerlo yo y no deba contratar a nadie más después.

Es como son las cosas. Me llegan muchos currículos todos los días, las personas me llaman y me preguntan por las plazas ofrecidas, si ya se llenaron o no. Lamentablemente yo también mantengo una familia que depende de mí, por lo tanto el negocio debe funcionar como tal: los costos no pueden superar las ganancias. Punto.

Y luego, siguiendo la misma idea de que esto es un negocio, las ganancias no sólo deben superar los costos, sino que deben hacerlo por mucho. Esto es una empresa. El empresario debe producir mucho más de lo que haría si trabajara como empleado. Es evidente. Si no es así estamos en un problema ontológico.

Es como debe ser. Las personas con más experiencia tienen expectactivas diferentes que no puedo satisfacer y además un conocimiento mucho menos acabado de las tecnologías... y esto es comunicación. Es decir, el que no conoce ni domina la tecnología está perdido.

Las decisiones del empresario son complejas y siempre una decisión implica un "mal" para algún sector. Cuando alguien no cumple las exigencias también es un problema porque hay que dejar de contar con esa persona. Y es difícil despedir a alguien, pero debe ser así. Sobretodo en este contexto de tanta falta de trabajo, se debe optar por quienes sean los mejores. Si tengo tanta gente compitiendo, no sería lógico mantener en el puesto a quien no rinde.

Igualmente ser el jefe es lo mejor del mundo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

contrate a "nadie "


.... ....
...

L

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