Mediodía de miércoles en la ciudad de Santiago. Me preparo frente al espejo para enfrentar las cámaras de TV. Tengo poderosas armas que esta vez me harán lucir como la diva que soy: base de larga duración, polvo compacto y máscara de pestañas espectacular. Mis productos de maquillaje atesorados que poco a poco he ido adquiriendo.
Estoy en lo mejor de mi preparación, sumando a ello un antifrizz y abrillantador del pelo cuando mi mamá toca la puerta y me dice que me llegó algo. Yo, de acuerdo a mi filosofía cabalística pregunto "¿me llegó platita?", pero no, no era platita, era un enorme paquete.
Veo la etiqueta y dice Emotions, la misma empresa que usamos para el regalo de matrimonio de la Gaby, por lo tanto ya sé lo que es: un cuadro... pero de quién, qué es exactamente.
Mi mamá me lo abre utilizando su llave mágica mientras mi pelo y mi cara están a medio terminar (es la máscara para la TV) y de pronto emergen colores lumínicos. Reconozco esa fotografía... Fibra óptica. La exposición de mi Proletín que me envía mi foto preferida para decorar la oficina como se merece el espacio de creación de Luisa.
Es él el que se nos va por miles de años y yo recibo el regalo. Mucha alegría. Hoy, que me toca ordenar la oficina con cuática porque ha habido mucho despelote los últimos días, le buscaré un lugar especial a mi paquete que era mucho más que platita.
Y, por supuesto, seguimos planeando la despedida y un regalo que esté a la altura de la magia recibida ayer para un gran amigo que nos deja... pero todavía no.
Estoy en lo mejor de mi preparación, sumando a ello un antifrizz y abrillantador del pelo cuando mi mamá toca la puerta y me dice que me llegó algo. Yo, de acuerdo a mi filosofía cabalística pregunto "¿me llegó platita?", pero no, no era platita, era un enorme paquete.
Veo la etiqueta y dice Emotions, la misma empresa que usamos para el regalo de matrimonio de la Gaby, por lo tanto ya sé lo que es: un cuadro... pero de quién, qué es exactamente.
Mi mamá me lo abre utilizando su llave mágica mientras mi pelo y mi cara están a medio terminar (es la máscara para la TV) y de pronto emergen colores lumínicos. Reconozco esa fotografía... Fibra óptica. La exposición de mi Proletín que me envía mi foto preferida para decorar la oficina como se merece el espacio de creación de Luisa.
Es él el que se nos va por miles de años y yo recibo el regalo. Mucha alegría. Hoy, que me toca ordenar la oficina con cuática porque ha habido mucho despelote los últimos días, le buscaré un lugar especial a mi paquete que era mucho más que platita.
Y, por supuesto, seguimos planeando la despedida y un regalo que esté a la altura de la magia recibida ayer para un gran amigo que nos deja... pero todavía no.
5 comentarios:
=)
beso grande pa usté, chiquilla. iré un día destos a ver cómo quedó la oficina ordenada, jajaja.
y aprovecho de pasar el dato: veo sin problemas el flash de soloteatro.
otro besote.
P.
AAAAh, sí se ve!
Saludos Patizio, q te vas pronto, te olvidaremos, no te preocupes, jajaja. broma
Un día te va a llegar platita, lo veo.
ATTE
Televidente
Qué bueno que se ve el flash chiquillos!!
Organizaremos una completada en la oficina pa que la Cintia no se pierda la despedida, traeremos arena pa recrear la playa, jajajaja.
Y sí! todos los fines de mes me llega platita, tú sabes. Me falta un farkitas no más.
Vi la foto y está buenísima. En la tele saldrás hermosa, lo sé.
Ya con que salga la nota es un premio! pero acepto el piropo con la cabeza gacha y las mejillas rojas (jijiji, risa weona como la del otro día).
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