25 de junio de 2010

No estamos solos

Llevamos muchos meses trabajando en este proyecto. Ha habido altos y bajos como en todo, pero al fin hemos alineado la energía en pos de lo que realmente queríamos.

Hablo de Club Emprende, una nueva ONG que busca promover el emprendimiento entre quienes ya empezaron el arduo camino de ser libres en una sociedad donde es más fácil seguir los moldes establecidos.

Los emprendedores por lo general estamos solos. Incluso los que tienen socios, se encuentran con que no están en la misma sintonía o ritmo. Siempre hay alguien frenético que quiere todo para ayer y otro que prefiere tomarse las cosas con calma.

En pequeñísimas (enanas) empresas, como la mía por ejemplo, uno vive permanentemente en el circo pobre y hace de todo. Es la secretaria y el gerente general. Y todas las decisiones, desde el color del logo hasta una nueva estrategia de comercialización, se toman en soledad y sin retroalimentación de nadie.

Este "desamparo" que es un desamparo bueno en todo caso, porque a fin de cuentas estamos viviendo la vida que queremos vivir, es lo que queremos cambiar en Club Emprende. Y por eso elegimos la figura de Club. Es un espacio al que uno llega a encontrarse con los que son como uno, con los que buscan lo que busca uno, con los que trabajan un viernes por la noche porque les parece que vale la pena poner la mente en el negocio y aprovechar que nadie llama por teléfono para molestar a estas horas.

Emprender empresarialmente tiene dos partes. Una parte es la creación de un negocio que sea exitoso y rentable, y eso lo puede hacer cualquiera. Lo más importante, sin embargo, no es eso, es la libertad, es vivir la vida que uno quiere. Es decir: en esta sociedad el dinero es la moneda de cambio. Ok, dado que no tengo ganas de irme a vivir al bosque y comer manzanas, dado que me gusta mucho la coca (cola), viajar, ir a la playa, teñirme el pelo, pintarme las uñas, comer helado, tener una mascota (que come, se enferma y necesita vacunas), ir al teatro, ir a los bares con mis amigos y tomar pisco sour y caipirinhas, dado que hay una familia que también come como si fueran 200 en vez 4; elijo no ignorar esa realidad y elijo permitirme vivirla como la deseo en vez de como la sociedad me ha impuesto que la viva en un trabajo de 9 a 6 de lunes a viernes con un sueldo de $300.000.

Elijo que nunca me falte el dinero para salir a tomar un trago, que nunca me corten la luz, que no me corten el agua, elijo poder tener calefacción, elijo poder ver una película en un DVD y comerme una pizza.

Elijo que nunca me digan lo que tengo que hacer ni cómo lo tengo que hacer.

Elijo hacerme responsable de todo lo que sucede cuando elijo todo lo que deseo elegir y hacerme cargo de los errores que pueda cometer en el camino y de las cagadas financieras que eso pueda acarrear.

Elijo ir a la playa cuando se me para el culo y no cuando me tocan las vacaciones y hay mil millones de weones en las playas.

Elijo con quiénes trabajo y con quiénes no trabajo por nada del mundo. Elijo a qué hora me levanto y a qué hora me acuesto.

Pero por sobre todo elijo hacer lo que me gusta y lo que deseo y elijo asumir que aunque en horas es más tiempo, como es la vida que elegí porque me apasiona desmesuradamente, no es trabajo. Y entonces soy feliz. Elijo la felicidad de que cada uno de los músculos que muevo laboran para darme lo que quiero yo y nadie más.

Es vivir en libertad. Es poder escoger sinceramente. Escoger lo que desees, no escoger lo que puedes dentro de los horarios que te ha fijado un jefe ni dentro de los períodos de descanso que te corresponden ni dentro de las escasas posibilidades que te brinda el sueldo que te pagan.

Es ir un paso más allá.

Hay gente que está en oposición a esto y que son los esclavos del sistema. Los respeto, pero nos es muy difícil congeniar.

Hay otros que están a medio camino, hacen lo que les gusta, pero mal pagado. No consiguen ni financiar la vida que les gustaría ni los proyectos que desarían.

Y hay otros que, aunque aún no hayan concretado en un 100% la capacidad financiera, están en el trámite de lograrlo. Hacen lo que les gusta, lo que han querido, y reciben la remuneración económica que necesitan y desean. Es una ecuación perfecta... y es factible.

"Pero, Luisa, es muy difícil".

Sí y no. Sí, es difícil. Pero es más difícil luchar contra uno mismo cuando sabes que no estás donde quisieras estar, cuando sabes que no te pagan lo que te debieran pagar y cuando sabes que no haces lo que quisieras hacer. Mirarse al espejo y decirse "tranquilo, todo está bien" en esas circunstancias me parece IMPOSIBLE en el tiempo.

Así es que no, no es difícil. Es espontáneo y natural. Es lo que uno se debe a uno mismo. No es por la plata, porque el dinero es mal patrón, es por la libertad.

Razones teórico-económicas de por qué se debe emprender hay miles, entre ellas el hecho de que el mundo está cambiando su sistema económico y el modelo de empleabilidad está completamente colapsado (que no hay que ser un genio para darse cuenta). Sin embargo, me dan lo mismo las razones, me da lo mismo la teoría que soporta al emprendimiento y sobre la cual se basa la necesidad de tener más emprendedores, lo que yo siento adentro es una fuerza que no conoce razones ni las entiende. No le interesan los argumentos. Lo único a lo que responde es estar donde sienta que deba estar y hacer lo que sienta que debe hacer.

De otro modo no puede ser feliz. Y ése es mi rollo. En la vida he hecho siempre lo que he querido hacer, aunque me haya costado el doble en todo sentido. Pero si hago la raya para la suma puedo decir que no ha sido en vano y que todo valió la pena.

Y los que piensan así son los que estarán en Club Emprende. Por eso me gusta tanto este proyecto, porque no tengo amigos emprendedores, ni padres, ni parientes, ni hermanos, pero ahora no estaré más sola.

No estamos solos. Bienvenidos al club.

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