27 de julio de 2010

Confesiones de empresaria

Por lo general sentimos que no hay nada peor que salir o ser sacados de nuestra zona de seguridad.

Así es como me siento ahora, pero creo que estoy siendo parte de una revolución del destino que está tratando de hacerme llegar a donde quiero llegar... muy a pesar mío.

Y todo esto me ocurre en una de mis facetas preferidas: la empresaria. Como algunos saben, soy becaria de la Fundación Emprender por el concurso que gané el año pasado y del cual pueden recordar los hermosos detalles acá.

Gracias a esta beca soy parte de un círculo empresarial que integran como 15 personas más o menos. Nos juntamos una vez al mes en un lugar como el Club Providencia. Llegamos a las 14.00 horas y nos dan FEROZ almuerzo delicioso y cada uno cuenta cómo ha estado su vida en lo personal y lo empresarial. Me gusta porque hay énfasis en lo más importante: somos personas primero que todo.

Se departe alegremente y luego alguien expone sobre su negocio o futuro nuevo negocio, la audiencia le hace preguntas para quedar bien claro sobre lo que ha sido expuesto, y luego el expositor nos hace tres preguntas que quiera que el grupo le ayude a dilucidar. O si no hay preguntas simplemente se escriben consejos. Entremedio hay un coffee break mortal. Yo sentí que iba a reventar de tanto comer.

Al grano. En la última sesión que fue la del jueves, me sentí rara (pero bien) por dos cosas: primero porque sin darme cuenta me vi envuelta en un super negocio que armaron otros tres, donde yo estaría a cargo de comunicaciones y prensa; y segundo se los cuento más abajo.

Yendo a lo primero: me sentí rara porque en mi corta carrera empresarial he sido super cauta y me he esforzado mucho para atraer proyectos que he querido hacer. Algunos no tanto, pero igual siempre he sido yo las que los busca. Me complica un poco todo lo que conlleva la venta: tener que hacer algo a pedido y estar al nivel de las expectativas de ese cliente, es muy distinto a lo que hago yo: diseño un proyecto y lo vendo cómo está, por lo tanto manejo la expectativa porque soy el origen de la necesidad de comunicación.

Pero mi reflexión me llevó a otra cosa: por qué me siento rara en este contexto, que es lo más común de hacer empresa; y la verdad es que la venta es algo a lo que le temo mucho por su incertidumbre. Uno puede vender el producto o no, obvio, pero los vendedores innatos siempre logran lo imposible y yo no soy un vendedor innato, entonces parto siempre de que lo más probable es que no venda.

Y siempre me he involucrado en proyectos de venta "indirecta" que es la que se me da más fácil. Entonces postulo proyectos o atraigo clientes con estrategias de captación que no son invasivas. Yo no llego a la puerta de alguien a golpear con el producto, sino que promociono mi servicio y me llegan clientes. Así al menos es como funcionará, por ejemplo, el hostal y el café.

Pero bueno, siento que ha llegado el momento de explorar mi vendedor interno, de superar mi timidez absoluta (porque como saben, una vez se hizo el concurso mundial de la persona más tímida del universo y yo no gané porque me dio timidez presentarme al concurso, pipipipipi). Siento que hay muchas señales en mi camino que me están diciendo, primero, que no le puedo hacer el quite toda la vida porque es la esencia de mi actividad; y segundo, debo desarrollar esas habilidades en orden a poder hacer crecer mis negocios presentes y futuros.

Y este pensamiento me ha dado mucha energía para explorar, poco a poco obviamente, lo que significa vender, ser carismático, empático, etc. Todas habilidades que manejo a nivel comunicacional de medios, pero no personales. Y ahí es donde sucede la magia: persona a persona.

Lo segundo, que les había dejado pendiente, es algo que me hizo sentir rara, pero que me recordó la esencia del aprendizaje y de contextos como éste que buscan ayudarnos entre empresarios sin importar nuestro tamaño. Al momento de darle un consejo al compañero que había expuesto, me sentí super mal porque su empresa es TAN compleja y GRANDE al lado de la mía, que no se me ocurría nada.

Quiero decir, yo conozco el contexto de empresas pequeñas donde uno lidia con problemas como cuántos volantes imprimir, cómo administrar el sitio web, dónde buscar clientes, cómo innovar, etc; pero este caso era algo a otro nivel, donde mis "aportes" de volantear y aprender a comunicarse, no pegaban para nada. Así es que se me ocurrió sugerirle que se aliara con una universidad e hiciera un concurso convocando a los estudiantes con el fin de acercarse a la comunidad, ser una empresa más conocida y valorada por la gente; de ese modo se podría solucionar el problema de que los clientes se iban para donde el precio fuera menor y no tenían fidelidad; y a precio de huevo, casi sin invertir recursos. Deduje que si esta empresa se acercaba más a la comunidad crearía valor intangible que haría que los clientes se quedaran no por el precio solamente, sino por el prestigio de estar asociados a una marca que la comunidad valora.

Cosa que yo pensé: es como obvio, porque es lo que uno siempre hace para darse a conocer, organiza un concurso universitario. Pero claro, mis compañeros que tienen años de circo están encerrados en sus números y sus estrategias, que se olvidan de estas ideas. El hecho es que lo encontraron la raja y yo me puse super contenta y pensé "bah, tan weona no era la idea".

Estar entre estos pesos pesados del mundo de la empresa me hizo reflexionar sobre un montón de cosas, partiendo primero por mi capacidad para aportarles en su negocio a pesar de que soy la más joven del grupo y la que ha tenido menos negocios; y a su vez explorar para mí misma una nueva área de desarrollo: la Responsabilidad Social Empresarial.

Creo que sería muy seca implementando estrategias de bajo costo para pequeñas y grandes empresas. Así como soy muy seca armando estrategias de comunicación.

¿Entonces en qué topamos? En que me da miedo salir a vender masivamente, tocar puertas, poner mi mejor cara y marketearme. Pero eso tiene que acabar y creo que el ser partícipe de este negocio en ciernes en el que me han considerado de yapa y observarlos trabajar su maquinaria empresarial ha sido una bendición que me fuerza a querer ser igual y a apostar por mis ideas sin dudarlo tanto.

No crean que dejó de darme miedo "salir a vender a la calle", no; pero creo que hoy estoy lista para enfrentarme a esa debilidad y hacer todo lo que esté a mi alcance para superarla, empezando por mi actividad favorita cuando se trata de desarrollar habilidades "blandas": leer muchos libros :D, vivan mis libros de emprendimiento!!!

Soy una empresaria con sus debilidades, como ven.

No soy perfecta.

Pero sigo siendo hermosa.

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