18 de julio de 2010

Ouuuuuuuuuuuu

El otro día estaba en el Bravíssimo maltrándome y a la mesa del frente llegó una mamá con su hija. La niña estaba super contenta, pidieron un helado para las dos con dos cucharas. Cuando llegó, la niña estaba feliz, era enorme, y comenzó a comerlo despacito sonriendo a cada bocado.

Y yo no pude evitar acordarme de cuando mi mamá me llevaba a pasear y éramos las dos solas disfrutando, tal como esta mamá con su hija. Y comíamos en esas fuentes de soda tan típicas de nuestro Santiago Centro, el aún más típico pollo con papas fritas o los infaltables completos (aunque mi mamá me compraba el especial tomate mayo) con su buena bebida.

Y cuando era aún más chica que eso, mi mamá me llevaba al parque y a la playa y yo lo pasaba tan bien y era tan feliz.

Y así con mis recuerdos del pasado. Aventuras de mi mamá y yo por la ciudad. Pipipipipipipipi, qué nostalgia mi vida.

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