20 de diciembre de 2010

Yo tengo una vocación, aunque se me burlen

Yo, saben, tengo una vocación desde hace varios años. Le he hecho el quite porque sentía que no era lo suficientemente buena como para poder hacer carrera en ella.

Me hice la loca mucho tiempo, mientras mi corazón latía con cada paleta de sombras.

En realidad yo soy maquilladora.

Yo sé que les gusta mucho que sea periodista. Pero yo en realidad soy maquilladora. Eso es lo mío.

¿Han cachado cuando los que saben de vocación y felicidad dicen que aquello que uno haría gratis en la vida es su vocación? Bueno, yo el periodismo gratis no lo hago, salvo sea para ayudar a un amigo, cobro y cobro caro. Pero podría sentarme al medio de la Plaza de Armas y maquillar gratis a cada mujer que se me sentara al frente.

Y desde el año pasado que ya me venía como sintiendo mal por hacerle el quite a la que yo sabía que era mi vocación. He tomado varios cursos, algunos mejores que otros, pero yo siento que tengo un talento especial, ¿ven?

Creo que soy buena. No la mejor. Pero buena.

Una amiga que se casó tenía contratado a su maquillador para el matrimonio de la iglesia. Omitiré algunos pormenores, pero el caso es que no pude ir al matrimonio civil, pero le ofrecí maquillarla. Ella medio desconfiada dijo que sí. Todavía me acuerdo cuando se miraba al espejo escéptica y me decía "¿pero se ve bien...?". Esta historia termina con ella cancelando a su maquillador y pidiéndome a mí que la maquillara para la iglesia. Me avisó dos días antes, pero bueno, una está siempre lista.

Yo amo esto. Y creo, sinceramente, que hace maravillas por la autoestima de una mujer. No de todas, obvio, pero de muchas. En una sociedad tan machista y tan llena de estereotipos que cumplir, la inseguridad es la madre de muchas mujeres. Y el maquillaje contribuye a resaltar lo mejor de cada una y a ver lo que antes no habían visto y que siempre estuvo ahí.

Considérenme mamona, me da igual. Lo he visto. Lo he vivido. Sé que seguirá siendo así.

Nunca me atreví a cobrar por mi hobbie, pero hice muchos trueques. No me olvido de la cineasta que llegó a mí porque quería aprender a maquillarse para una presentación que tenía donde iba a exponer sobre formas de asociatividad en el cine. Yo le hacía una mitad de la cara y ella se hacía la otra, así iba aprendiendo. Cuando terminamos sus ojos eran increíbles. No lloró... porque se le corría la máscara, pero casi casi. Es que cuando uno resalta esa belleza que todas tienen, es maravilloso.

Y bueno, termina el día de los posteos ñoños y mamones. Me decidí. Me voy a dedicar a esto.

Gente mía, voy a ser maquilladora.

2 comentarios:

Noe dijo...

y cuánto te felicitooo!!

el maquillaje es un arte si uno sabe mirar, amiga.

GROSO! apoyo esto!

:D

Luisa Ballentine dijo...

Gracias, Noe!

XD :D

Te quierooooooooooo

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