19 de abril de 2011

No me importa moreeeeeeer

A propósito del tema del día entre los emprendedores, en el marco de la operación renta: LOS CONTADORES SON COMO EL REVERENDO HOYO, se me vino a la mente todo el tema de la vida saludable. O sea, mis conexiones neuronales cada día están más random.

Yo creo que prácticamente todos estamos 100% conscientes de todo lo que implica una vida saludable. Al menos entre la gente que yo conozco, todos saben que las verduras hacen muy bien, lo mismo las frutas, por sus vitaminas y weveos varios. Y todos saben que no deberíamos comer comida rápida ni tomar bebidas con gas, ni mucho menos basar la dieta en helados y pastas 3 minutos.

Todos saben que hay que hacer ejercicio al menos 3 veces a la semana durante una hora... POR LO BAJO, que hay que tomar agua, que hay comer cada 4 horas, que hay que tomar un desayuno suculento (pero bajo en calorías) y etc, etc. Que no hay que mezclar ciertas comidas.

Incluso quien no sabe los detalles más específicos de una dieta adecuada, sí sabe que la clave es super simple: comer moderadamente alimentos altos en nutrientes y ejercitar. Done.

Yendo más allá, muchos, aunque no crean que sea verdad, están al tanto de los estudios que dicen que todo eso que hace mal es, además, cancerígeno. Que la coca light es mejor que la zero, que las galletas no sé qué mierda, y que el chocolate hay que comerlo sobre 50% cacao.

Todos estamos al tanto de que si nos hicieron la famosa "autopsia en vida" como hace un programa del Nat Geo, tendríamos como 90 años por la condición vergonzosa en que está nuestro organismo debido a que comemos pura basura y no movemos el esqueleto ni un centímetro.

El problema no es estar consciente de todo eso que nos haría bien, es convencerse de que es eso lo que uno quiere para su vida. Y, entonces, que valga la pena hacerlo.

Es lo mismo que los que fuman. No lo sabrá mi mamá que está casi convaleciente después de décadas de fumadora empedernida. Uno sabe toda la teoría de lo mal que te hace algo, pero hasta que no te viene una iluminación que te hace querer dejarlo, no hay caso.

No importa cuán tétrico se vea el futuro. No importa que doctor Oz nos diga que todos nos vamos a morir diabetes. No importa que, de verdad, no podemos subir muchas escaleras sin sentir que el corazón nos va a explotar.

Somos adictos a la comida chatarra.

Yo siento en mi corazón que quisiera cambiar. Pero en ese mismo instante siento que no puedo.

Y es así. Como un drogadicto del azúcar y la sal. No temo morir de sobredosis de helado.

Es un comportamiento temerario basado en este sentir de inmortalidad tan propio de la veintena. Pero les juro que quiero cambiar. Aunque no pueda.

5 comentarios:

Viviana dijo...

Lo que mata no son los malos alimentación o hábitos... Lo que mata es la culpa (aparte de la humedad y la indiferencia,jaja!!!

Viviana dijo...

)
hymanj

Luisa Ballentine dijo...

jajaajajjajaja

Lucila dijo...

Sí, ok, muy lindo el post, macanudo, pero...

esa foto que está al costado... OMG!

P
O
T
R
R
R
R
A

Luisa Ballentine dijo...

JAJAJAJA gracias, gracias! Me subes la autoestima.

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