10 de abril de 2011

Va a llegar un momento

en que los que aman el invierno y yo, no vamos a poder relacionarnos más.

Vamos a tener que dejar de ser amigos, vamos a tener que dejar de hablarnos y apartarnos para siempre. Yo ya cancelé un almuerzo con alguien que me hinchó las weas por este tema.

Es así.

El verano y el invierno son el nuevo socialismo y fascismo. Tal cual.

Y, obvio, los que amamos el verano somos los portadores de la verdad verdadera y socialista.

Mi mamá me enseñó que cuando llueve no hay que salir de la casa. Y que nunca hay que comer solo.

Empieza el maldito frío. Se vienen los meses de eterno frío que nunca se acaba.

Se vienen las declaraciones de los amantes del invierno: personas que, en realidad, aman una visión del invierno: encerrados en una casa con chimenea, mirando llover por la ventana. Así cualquiera. Salgan un ratito a trabajar la vida y después conversamos.

Espero que la gente que vive en la calle no muera en masa. Que se mueran sólo un par. Eso es a lo mejor que podemos aspirar, porque ya saben que los fríos que se vienen no son soportables, son terribles. Si creen otra cosa es que vivimos en distintos países.

Desde ya empieza mi cuenta regresiva para el regreso del verano.

2 comentarios:

Cintia de Martin dijo...

No po Lu, no pongas en juego nuestra amistá, jijijiji.

Luisa Ballentine dijo...

jajajajaja, no me digai que ya te empezaste a perseguir, jajaja

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