28 de enero de 2006

Es bueno porque me gusta, y qué fue

Cuando uno se está desarrollando en un ámbito profesional, la diferencia entre lo que es bueno y lo que le gusta, termina siendo capital para tomar decisiones.

Esto del "gusto", por otra parte, es un problema bastante peliagudo. Sobre gustos se ha escrito todo, por suerte; y para quien desee algo hay un algo deseable. Sin embargo, existen aquellas voces que hablan sobre el buen gusto... por consiguiente hay uno malo, y debe ser evitado.

Pero esta dicotomía entre lo que es bueno y lo que me gusta arroja una teoría, pues si existe quiere decir que soy susceptible de que me gusten cosas "malas" y de que no me gusten cosas "buenas".

De esto se desprende otra cosa: hay un canon que define qué es lo bueno y lo malo, y por lo tanto lo gustable y lo no (esto último generando especies de placeres culpables frente a la exposición y su deleite).

Señoras y señores: todo esto no es más que basura.

La definición del buen gusto es basura. La dicotomía entre lo que es bueno y lo que me gusta, es basura. Porque finalmente si me gusta algo "malo", su maldad radica en la definición que le dio otro; no en mi percepción. Si mi idolatría a Bon Jovi es calificada como una muestra de mi mal gusto musical, por ejemplo, se trata de percepciones y juicios que los demás tienen, no yo. Así es que me importa un comino y es totalmente irreal.

El punto es que no existe "lo bueno y lo que me gusta" dentro de cada uno. Existe simplemente lo que me gusta y que yo califico como bueno. Y dentro de eso, además, existe lo que me gusta y que les gusta a muchos otros y todos calificamos como bueno. Y dentro de lo que me gusta y que les gusta a muchos otros, existen las buenas críticas y un consenso acerca de que eso es "bueno" y de que debemos hacerlo saber al mundo. Aun así, esto no impide que venga otro a decir todo lo contrario... y no por eso vamos a sentir que se nos jodió la vida.

Pero en este juego de dimes y diretes ¿qué prevalece? El gusto personal (porque no existe otro), naturalmente. Ni siquiera los consensos universales sobre el genio musical de Mozzart podrán hacer que yo me compre un cd (a menos que quiera una banda sonora para algún cortometraje perdido)... ¿Mi yo se opone a lo "bueno"?, ¿soy una rebelde sin causa?, ¿debo ir al psicólogo para saber por qué Mozzart no llega a mi alma? No. Simplemente pasa que mi yo me manda a adquirir Bon Jovi. Bon Jovi para mí es lo bueno. Las películas comerciales para mí son buenas, porque me gustan. ¿Debo sentirme mal porque 500 pelagatos se organizan para decirme a mí qué es lo bueno?, ¿debo dejar de pensar que Titanic es una buena película (pues a mí me gustó) porque leí una crítica de un pelagato que mantiene un blog igual a éste, pero lo visitan más, que dice lo contrario?, ¿debo creer que U2 es un grupo ultra bacán porque agotó las entradas para su recital en dos días, aunque yo los odie por motivos ultra personales?

Una vez hice un experimento interesante. Yo era miembro de una página literaria y tuve un período guillotinesco en que criticaba muy mal a los poetas cuyos trabajos eran malos (es decir, que no me gustaban). Resultado: puteos y chuchadas por doquier y comentarios mal intencionados en mis propios poemas (notoriamente superiores, desde luego). Tiempo después yo misma inventé una "personalidad", y llené su biografía de libros publicados, cátedras dictadas en universidades FICTICIAS de Francia, proyectos de arte, trabajos importantes, etc, etc. ¿Qué hice? Exactamente lo mismo. Me fui donde esa misma gente y puse las mismas críticas. Resultado: "gracias, viniendo de alguien como tú es una opinión que valoro mucho". No hagan plop. Todo se reduce a las apariencias en última instancia. Lo que quiero reforzar es que en esto de los gustos no importa el cómo sea de lo que se habla, sino quién dice qué de ello.

¿Acaso algo que logre deleitar a otra persona, no es bueno en sí mismo? Lo es. Lo es para la persona que se deleita en ello, y aunque yo puedo ir y decirle: "uh, qué malo que es", quien disfruta no tiene por qué sentirse mal, pues mi opinión es MI OPINIÓN y únicamente MI OPINIÓN. Respetable 100%, pero no más que eso. Un cuento muy malo (y este "muy malo" se basa en que a mí no me gustó, así de simple... lo que no me gusta, es malo para mí) puede no serlo para quien lo hizo (es lo más probable) y tampoco para quien está dedicado. Una canción muy mala (para mí) puede no serlo para quien se identificó con su letra y sintió un toque a través de esa música.

Finalmente lo malo y lo bueno son sinónimos de me gusta o no me gusta... con matices, claro. A mí no me gusta Borges, pero no por eso es malo (hay que saber ponderar las palabras, no volverse fundamentalista de todo lo que se dice); pero eso probablemente se deba a otro fenómeno: no me gusta, pero tampoco me disgusta. Cuando me disgusta, ya es distinto. Ya es malo. Y ponerle una dicotomía es sólo hacer un florilego de la cruel realidad. No existe un criterio de selección de arte, por ejemplo, más que el gusto de quien escoge. Es AFORTUNADAMENTE así. Porque por más que algo no me disguste, carece de ese toque que lo haga pasar al deleite, y en esa carencia no habrá nunca bondad total dentro de mi cabeza para esa obra... por lo tanto no alcanzará a ser buena.

El drama es que a quienes se dedican a trabajar con arte, se les pide "objetividad". Eso es basura también. Porque cuando corrijo pruebas voy y hago una escala de puntajes que me dan el 7, y aunque hay respuestas que podrían sumar hasta un 10, yo exijo lo mínimo y eso está calculado, ponderado y es esperable... no hay sorpresas. Pero cuando leo poesías, no ando con una escala: 0.5 para el título, 0.5 si tiene ritmo, 2 si hay una buena metáfora, 2 si el final es adecuado, 2 si el hablante representa un estado claro del espíritu. PATRAÑAS. 500 poemas me van a sumar 7, pero muy pocos me van a gustar. Y ésos seran los buenos. Es así. Y es potestad DE ABSOLUTAMENTE TODAS LAS PERSONAS DEL MUNDO MUNDIALMENTE UNIVERSAL. Sólo que yo la ejerzo porque trabajo haciendo eso y mis decisiones marcan pauta... incluso algún ingenuo podría obligarse y convencerse de que eso es bueno porque lo digo yo (y me sacaría un par de sonrisas y quizás una invitación a tomar café... ¿ven? Al final todo es utilitarismo)

A pesar de todo esto, muchas veces agachamos el moño y decimos: "no me importa que no sea bueno... a mí me gusta". Y es un error. Justamente el que me guste lo hace bueno para mí (independiente de si mis decisiones tienen influencia o no. Esto es un rasgo humano). Y así como uno se atreve a recomendar "oye, ve esta película porque es muy 'buena'"; también debemos defender otras cosas que encontramos buenas, aunque no sea más que por el hecho de que nos gustan... Que al fin y al cabo es la misma cuestión, sólo que como somos unos donnadies, nos da cosa mostrar al mundo aquello que nos mueve y decir que nos mueve porque es bueno... y qué fue.

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