Hoy les hablaré de la televisión basura, pero de la real, ésa que de verdad apesta y estanca a las sociedades y sus pueblos.
Muchos creerán que me referiré al entretenido programa del Kike o a la malísima teleserie de Canal 13... o a Floribella, pero no, no es así.
Antes de entrar en mi tema, quiero dejar en claro que estos programas, si bien no pertenecen a la franja cultural que TVN desea reflotar dentro de los próximos meses, tampoco degradan la dignidad de las personas, más allá de que alguna abuelita se sienta mal por las tetas de la Coté López (dama que no he tenido el privilegio de encontrarme, desde que me encuentro en obligada abstinencia televisiva).
Un programa que sí denosta la condición de las personas y las humilla, basándose en su buena fe, es televisión basura. No el Kike.
Un programa que tiene la etiqueta de periodístico y abusa de ella para entregar contenidos sesgados, poco profundos y antojadizos, es televisión basura. No Descarado.
Un programa que además aborda tópicos nacionalistas en épocas particularmente delicadas con nuestros vecinos, y más aún barre el piso con nuestra condición de chilenos, en el mes de la patria, es televisión basura. No Floribella.
Estoy hablando de Cara y Sello, transmitido por Mega desde hace algunos años.
Cara y Sello solía ser un programa bueno, livianito, simpático, erróneamente tildado como mierda, simplemente por ser entretenido.
Tenía ya su componente medio fascistoide con las constantes referencias que hacía a las diferencias de clases sociales, pero al fin y al cabo era algo que no pasaba de ser una situación incómoda.
La de anoche fue la segunda vez que me tocó presenciar un Cara y Sello chileno-argentino, y al igual que aquélla primera ocasión, quedé completamente decepcionada del tipo de contenidos programáticos que una casa televisiva es capaz de entregar sin tener conciencia de la bosta que sale al aire.
Para quienes no lo vieron, les cuento que se trató de un episodio en donde un modelo chileno se enfrentaba a un modelo argentino. Anteriormente me había tocado ver lo mismo, pero con vedettes.
En ambos programas, nuestros compatriotas viajaron para conocer cómo era allá la vida profesional de sus respectivos versus.
Cuento corto: ambos fueron humillados por sus pares trasandinos. La chica conoció a una vedette con un espectáculo de revista a toda raja, muy lejano de lo que ella hacía en algunos restaurantes de Santiago, y constantemente la argentina se reía a sus espaldas y decía “para que ella conozca cómo es verdaderamente la revista y una vedette”.
Lo mismo con el programa de anoche. El modelo chileno trabaja en Rancagua y era un chico esforzado, pero no con muchos dotes. Eso era evidente para cualquiera, pero no significa que el cara y sello deba realizarse con un argentino de metro ochenta que ha hecho fotos para Europa.
El desbalance de las figuras es lo que me parece perjudicial.
Digámoslo así, si un programa quiere hacer una comparación de realidades entre ambos países, me parece estupendo. Contacto ha ido miles de veces a mostrar cómo ellos tienen mejor infraestructura en algunas cosas, con el objeto de fomentar el intercambio y de hacer eco en nuestras autoridades de que nosotros también podemos aspirar a tecnologías o modelos de igual calidad.
Eso es una cosa.
Otra cosa es agarrar a la vedette más piñufla y al modelo menos agraciado de Rancagua y llevarlos a una doña revista y a una doña agencia de modelaje.
Podrían haber hecho lo mismo con el guapo de Pedro Lladser, el Hotu (quienes farandulean sabrán) o incluso con Pato Laguna, pero no, va este pobre que uno mismo se da cuenta que no conoce mucho del mundo del modelaje serio.
Y termina humillado, porque el otro lo recontrajode hasta el final y se ríe de él.
Luego aparece la cabeza hueca de la periodista María Elena Dressel que conduce el programa y dice: “Ahora vamos a ver bla bla bla cómo es el contraste entre estos dos modelos, bla bla bla”. Mierda. Mierda de televisión.
Yo me agarré de cabezazos contra la pared. No podía y aún no puedo creer el nivel de inconsciencia al que ha llegado la producción de televisión. No se necesita brillantez para darse cuenta de que una cosa es ser un programa light y vacío, y otra muy distinta es desproteger a nuestra gente, a nuestros compatriotas, a nuestros hermanos, y mandarlos a enfrentarse con una realidad distinta SIN ningún objetivo claro.
¿Cuál es la idea? ¿Probar que los argentinos son mejores modelos y vedettes? ¿Poder viajar gratis con la excusa de que estamos haciendo un programa periodístico?
No lo entiendo. Y no lo entiendo porque yo soy defensora de la mal llamada televisión basura. Soy defensora del Kike, de Floribella y de cuánta porquería chistosa ponen en las pantallas. Porque cuando estoy cansada después de redactar 568 notas, lo único que quiero es que el profesor Salomón me haga cagarme de risa.
Pero esto no es eso. Es todo lo contrario. Para quienes no sepan, yo los cuento que dentro de las normas de ética del periodismo, que no son ley, pero que se deben respetar aún más, existe la de proteger a la fuente.
No protegerla sólo con el off the record cuando nos da una información muy valiosa, sino también cuando esa persona está en un estado en el que no conoce los riesgos que enfrenta al dar a conocer algo o al exponerse.
A estos chicos que siguieron de Cara y Sello, les pasaron el respeto por la raja, cero consideración, cero protección. Ellos probablemente no sabían la humillación que iban a sufrir, ni tampoco tienen las armas para pararse frente al productor y decirle: “yo no vine a esta mierda” y mandarse cambiar.
Ése es rol nuestro, nuestro deber no es sacarle el jugo a la gente y dejarlos a la deriva frente a las cámaras. ¡NO!
Y yendo más allá de eso, hay que usar un poco el cerebro, no solamente está para darle resacas y tener jaqueca, a veces surgen IDEAS Y PENSAMIENTOS.
Es un momento delicado de las relaciones nuestras con Argentina. Acaban de cagarla con los mapas y nos siguen cortando el gas. Ayer hubo reunión de ambos presidentes y no se llegó a nada real. Por lo tanto, SEAMOS UN POCO MENOS IMBÉCILES EN LAS IDEAS QUE INSERTAMOS EN LA SOCIEDAD.
Los medios crean pauta. Más de alguien puede quedarse con una imagen agresiva de los argentinos, lo que sumado al imaginario que existe, puede generar un ambiente hostil, facilitado por todo lo que he dicho antes.
Por todo eso, Cara y Sello es un programa BASURA, y lo digo con todas sus letras, esperando tener eco en alguien que comparta este juicio y que forme opinión respecto de los contenidos que deben ser repudiados en nuestra televisión y cualquier otro medio masivo.
Muchos creerán que me referiré al entretenido programa del Kike o a la malísima teleserie de Canal 13... o a Floribella, pero no, no es así.
Antes de entrar en mi tema, quiero dejar en claro que estos programas, si bien no pertenecen a la franja cultural que TVN desea reflotar dentro de los próximos meses, tampoco degradan la dignidad de las personas, más allá de que alguna abuelita se sienta mal por las tetas de la Coté López (dama que no he tenido el privilegio de encontrarme, desde que me encuentro en obligada abstinencia televisiva).
Un programa que sí denosta la condición de las personas y las humilla, basándose en su buena fe, es televisión basura. No el Kike.
Un programa que tiene la etiqueta de periodístico y abusa de ella para entregar contenidos sesgados, poco profundos y antojadizos, es televisión basura. No Descarado.
Un programa que además aborda tópicos nacionalistas en épocas particularmente delicadas con nuestros vecinos, y más aún barre el piso con nuestra condición de chilenos, en el mes de la patria, es televisión basura. No Floribella.
Estoy hablando de Cara y Sello, transmitido por Mega desde hace algunos años.
Cara y Sello solía ser un programa bueno, livianito, simpático, erróneamente tildado como mierda, simplemente por ser entretenido.
Tenía ya su componente medio fascistoide con las constantes referencias que hacía a las diferencias de clases sociales, pero al fin y al cabo era algo que no pasaba de ser una situación incómoda.
La de anoche fue la segunda vez que me tocó presenciar un Cara y Sello chileno-argentino, y al igual que aquélla primera ocasión, quedé completamente decepcionada del tipo de contenidos programáticos que una casa televisiva es capaz de entregar sin tener conciencia de la bosta que sale al aire.
Para quienes no lo vieron, les cuento que se trató de un episodio en donde un modelo chileno se enfrentaba a un modelo argentino. Anteriormente me había tocado ver lo mismo, pero con vedettes.
En ambos programas, nuestros compatriotas viajaron para conocer cómo era allá la vida profesional de sus respectivos versus.
Cuento corto: ambos fueron humillados por sus pares trasandinos. La chica conoció a una vedette con un espectáculo de revista a toda raja, muy lejano de lo que ella hacía en algunos restaurantes de Santiago, y constantemente la argentina se reía a sus espaldas y decía “para que ella conozca cómo es verdaderamente la revista y una vedette”.
Lo mismo con el programa de anoche. El modelo chileno trabaja en Rancagua y era un chico esforzado, pero no con muchos dotes. Eso era evidente para cualquiera, pero no significa que el cara y sello deba realizarse con un argentino de metro ochenta que ha hecho fotos para Europa.
El desbalance de las figuras es lo que me parece perjudicial.
Digámoslo así, si un programa quiere hacer una comparación de realidades entre ambos países, me parece estupendo. Contacto ha ido miles de veces a mostrar cómo ellos tienen mejor infraestructura en algunas cosas, con el objeto de fomentar el intercambio y de hacer eco en nuestras autoridades de que nosotros también podemos aspirar a tecnologías o modelos de igual calidad.
Eso es una cosa.
Otra cosa es agarrar a la vedette más piñufla y al modelo menos agraciado de Rancagua y llevarlos a una doña revista y a una doña agencia de modelaje.
Podrían haber hecho lo mismo con el guapo de Pedro Lladser, el Hotu (quienes farandulean sabrán) o incluso con Pato Laguna, pero no, va este pobre que uno mismo se da cuenta que no conoce mucho del mundo del modelaje serio.
Y termina humillado, porque el otro lo recontrajode hasta el final y se ríe de él.
Luego aparece la cabeza hueca de la periodista María Elena Dressel que conduce el programa y dice: “Ahora vamos a ver bla bla bla cómo es el contraste entre estos dos modelos, bla bla bla”. Mierda. Mierda de televisión.
Yo me agarré de cabezazos contra la pared. No podía y aún no puedo creer el nivel de inconsciencia al que ha llegado la producción de televisión. No se necesita brillantez para darse cuenta de que una cosa es ser un programa light y vacío, y otra muy distinta es desproteger a nuestra gente, a nuestros compatriotas, a nuestros hermanos, y mandarlos a enfrentarse con una realidad distinta SIN ningún objetivo claro.
¿Cuál es la idea? ¿Probar que los argentinos son mejores modelos y vedettes? ¿Poder viajar gratis con la excusa de que estamos haciendo un programa periodístico?
No lo entiendo. Y no lo entiendo porque yo soy defensora de la mal llamada televisión basura. Soy defensora del Kike, de Floribella y de cuánta porquería chistosa ponen en las pantallas. Porque cuando estoy cansada después de redactar 568 notas, lo único que quiero es que el profesor Salomón me haga cagarme de risa.
Pero esto no es eso. Es todo lo contrario. Para quienes no sepan, yo los cuento que dentro de las normas de ética del periodismo, que no son ley, pero que se deben respetar aún más, existe la de proteger a la fuente.
No protegerla sólo con el off the record cuando nos da una información muy valiosa, sino también cuando esa persona está en un estado en el que no conoce los riesgos que enfrenta al dar a conocer algo o al exponerse.
A estos chicos que siguieron de Cara y Sello, les pasaron el respeto por la raja, cero consideración, cero protección. Ellos probablemente no sabían la humillación que iban a sufrir, ni tampoco tienen las armas para pararse frente al productor y decirle: “yo no vine a esta mierda” y mandarse cambiar.
Ése es rol nuestro, nuestro deber no es sacarle el jugo a la gente y dejarlos a la deriva frente a las cámaras. ¡NO!
Y yendo más allá de eso, hay que usar un poco el cerebro, no solamente está para darle resacas y tener jaqueca, a veces surgen IDEAS Y PENSAMIENTOS.
Es un momento delicado de las relaciones nuestras con Argentina. Acaban de cagarla con los mapas y nos siguen cortando el gas. Ayer hubo reunión de ambos presidentes y no se llegó a nada real. Por lo tanto, SEAMOS UN POCO MENOS IMBÉCILES EN LAS IDEAS QUE INSERTAMOS EN LA SOCIEDAD.
Los medios crean pauta. Más de alguien puede quedarse con una imagen agresiva de los argentinos, lo que sumado al imaginario que existe, puede generar un ambiente hostil, facilitado por todo lo que he dicho antes.
Por todo eso, Cara y Sello es un programa BASURA, y lo digo con todas sus letras, esperando tener eco en alguien que comparta este juicio y que forme opinión respecto de los contenidos que deben ser repudiados en nuestra televisión y cualquier otro medio masivo.
3 comentarios:
te felicito.. hace tiempo que no leia una critica tan buena a un programa de tv.. fuiste super precisa.. la idea es buena.. el fondo.. pero la forma.. no
el poner a la gente frente a estas cosas es similar a juntar familiares, cocinar con ingredientes que nunca conseguiran las dueñas de casa, mostrar que comprar, donde comprar.. contar chistes que hace años se escuchan... la gente linda sale en programas estelares... la gente fea sale en programas periodisticos...
cariños¡
Totalmente de acuerdo con tu crítica televisiva... creo que ya basta de fomentar ese irremediable odio y antipatia entre los Chilenos y Argentinos, así como con nuestros hermanos Peruanos... algo pasa con nustra sociedad que cada día estamos más torpes e idiotas, no sé si las personas que estan a cargo de las parrilas programáticas no tienen neuronas o algo pasa, pero como tú y como yo hay muchos chilenos que ya estan aburridos de ver programas mal estructurados y enfocados.
Por tal motivo, he desidido simplemente darle un veto a la televisión chilena, aun cuando eso a nadie le interece.
saludos Johanna.
Doña Lu,
¡Caso cerrado!
No vi el programa. Pero yo te creo porque ya sé que en esas palabras tuyas está tu espíritu más visceral y verdadero. Y también tu inteligencia, agudeza, ironía y todas las cosas que dijeron en LUN cuando hablaron de tu blog.
Pero es que el cerebro está ahí para ser usado. Y la primera opción no es un laboratorio de anatomía.
Aún así hay que aceptar la existencia de los imbéciles. Gran carajo cuando además tienen pantalla.
Me gusta que me abra los ojos en estas cosas. Os admiro.
Besos.
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