24 de marzo de 2009

Sin lugar para medias tintas

Blanco o negro. Todo o nada. Morir o matar... Mi premisa de vida es así: intensa, las cosas son o no son, nunca oscilan entre lo más o menos o la indefinición, a pesar de que vivo regida por la ley humanista de la relatividad que PODRÍA hacernos creer que existen matices entre las cosas y engañarnos. Pero no.

Para mí la relatividad es la madre de la tolerancia, es lo que permite que no nos agarremos a pistolazo limpio como pandillas pues gracias a ella podemos respetar los pensamientos de otros aunque los consideremos estúpidos y ridículos.

Hace unos días quería escribir mi listado de "tipos de personalidad odiosos", es decir, aquéllos de los que digo "me carga la gente que..." y voy rellenando con pequeñas o grandes cosas dependiendo de lo que recuerdo que me carga. Pero, me dije, es mucho más interesante hablar de "tipos de personalidad que adoro", ¿no? Como para variar un poco.

Entre ésos se encuentran
1) La gente que te pone atención cuando les hablas. Oh... qué placer charlar con esas personas sobretodo cuando su interés es real. Los amo.
2) La gente que te pregunta, así de simple. Están conectados con los que te ponen atención porque demuestran sus ganas de que les des más detalles y de estar enterados de lo que estás haciendo, con quién estás saliendo, etc, etc. Los amo.
3) La gente que te ofrece ayuda sin que se la pidas. Uno de mis tipos favoritos porque soy de ésos. "Uy, tengo que hacer XXXX" y ellos te dicen "pero yo te ayudo, yo sé hacer eso". Maravillosos, los amo.
4) La gente que te dice que sí. Los que se embarcan contigo en la aventura, los que viajan, los que sueñan, los que planean y concretan. Los amo.
5) La gente que te recuerda y te escribe un correo cada cierto tiempo. Oh, ellos son mis favoritos, los amo.

Y así muchos que no recuerdo, el punto es que el interés en establecer una interacción no necesariamente constante, pero sí real, es lo que me atrae de las personas. Que exista un vínculo donde se demuestre la preocupación por el otro o que haya interés en crearlo cuando uno recién se está conociendo. Luego viene el tema de los intereses, que para mí es bastante secundario cuando se pasa esta primera fase. Mis amigos son mis opuestos en intereses, pero no en lo relevante del interés mutuo.

Yo, como soy todo o nada, quiero esto o no quiero nada. Esas relaciones de microonda que se inflan y desinflan como un paquete de cabritas en charlas de 5 minutos, me dan una patada al hígado al estilo del único e incomparable, del legendario y real (no como otros) dios chuck norris.

Para mí se tienen amigos (y mis amigos caben dentro de mi tipología de personalidades que adoro) o se tienen conocidos y con los conocidos simplemente no se habla en absoluto salvo cuando ellos quieren joderte un rato. Punto.

Cualquier gris entremedio para mí es desestabilizante y busco de inmediato el modo de traspasar a los rebeldes que están en el medio, a uno u otro lado. La mayoría se va a los conocidos y unos pocos se van para siempre después de que termina mi proceso de desapego que es un poco insanamente largo.

Pero termina, que es lo importante. Y se van. Porque acá no hay lugar para medias tintas.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobrevivía. Sobrevivía escuchando las historias de la resistencia en boca de los vecinos ,: "y su piel es el mapa de un tesoro ."



L

Martín dijo...

Vos tenés un problema con la atención Luisa, mi tipología debería ir por otro lado, pero me quedo con eso de las relaciones de microondas, me gusta, da demasiado bien en el poste...

Luisa Ballentine dijo...

y qué, todos tenemos problemas, Martín.

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