30 de mayo de 2010

Tengo una ciudad entera en el cuerpo

Tengo una ciudad entera en el cuerpo, con sus habitantes y sus carreteras. Tengo las luces fulgiéndome desde dentro, los ministerios, un gobierno y una oposición férrea a la quietud. Me hierve la ciudad por todas partes, los ruidos, los tacos, la madrugada narcótica. Tengo una torre entel a modo de brazo para apuntarte y que me sigas donde vaya demasiado rápido como para que me puedas seguir donde vaya. Porque tengo una ciudad entera adentro, con 6 millones de personas que necesitan llegar a todas partes. Las venas no me dan abasto, me desbordo por completo. Me observo desde un piso 25 y soy todo lo que veo, las calles ínfimas, los edificios altos, los colores vencidos, las nubes negras, el smog de siempre. Tengo la ciudad en la garganta, mi grito es una bocina de auto desesperado por avanzar, una sirena de ambulancia, una pelea callejera donde alguien, en algún momento, saca una cuchilla y los mata a todos. Tengo una cárcel, también, para cuando pasan esas cosas. Tengo encerrados unos cientos de miles de personas por delitos cometidos, tengo a algunos inocentes, tengo muchos abogados y muchos penalistas, pero por sobre todo tengo jueces. En la ciudad que tengo en el corazón me caminan los amantes de la mano y yo los odio. Los odio dentro mío y los odio afuera. Me hierve la cabeza de ciudad donde nada para nunca. Tengo adentro una ciudad que no se duerme, la cuidad me palpita y me levita hacia dimensiones donde siempre están los ojos de alguien abiertos. Donde siempre hay una señora limpiando una oficina, un empleado que se queda hasta tarde, un barrendero con turno de noche, un maníaco con insomnio. No se duerme ni descansa en la ciudad que tengo adentro. En cada momento del día hay alguien despertando, sea mañana o sea noche o sea hoy. Todos tienen que mantenerme viva y funcional. La ciudad del terremoto también la tengo adentro porque yo vi caer todas las cosas que se me cayeron desde arriba y no las quise recoger. Tengo la ciudad del terremoto anexada como un apéndice de la ciudad normal. Y trato de escuchar lo que me dicen, pero no es legible. Si miro bien tengo unas siete u ocho ciudades adentro, por eso siempre algo está pasando. No es concebible que un día una ciudad descanse. Todo pasa al mismo tiempo. Siempre hay una heladería abierta cuando todo lo demás está cerrado. Son ciudades públicas donde todos saben lo que ocurre. Una que otra están destruidas desde dentro y para siempre. Pero la capital es toda majestad y grandilocuencia. Es la ciudad de los colores. Cuando miro afuera y me miro veo colores. Tengo todos los colores y las luces de la ciudad dentro de mí. A lo mejor soy los colores y las luces de la ciudad.

En otra ciudad íntima que quizás algún día haya, me gustaría cerrar los ojos y dormir sin que nadie me despierte.

7 comentarios:

Nicolás dijo...

¿has pensado en la posibilidad de que te hayas tragado un aleph últimamente?.

Ayer vi el film "Sinecdoche New York" de Charlie Kaufman (2008), donde un director de teatro busca la verdad en el escenario, creando una obra tan compleja como la vida, con tantas historias como habitantes de una ciudad. Y quizás construye una vida en el escenario o quizás vive en un eterno ensayo de su vida.

Luisa Ballentine dijo...

He pensado muchas posibilidades, Nico. No descarto nada.

Buscaré esa película para ver.

°°Janekeo°° dijo...

yo tengo esa película!!

Lu, tu escrito es genial, veloz como la ciudad del que pestañea pierde...

A mí me gusta Santiago y lo conozco bastante por mi espíritu vagabundo y me he sorprendido muchas veces haciéndole tour a santiaguinos que no miran su ciudad porque dejan que les pase delante sin más ni más... sin embargo, algo siempre me ha motivado a querer regresar al sur y sólo vegetar jajaja

saludos

Luisa Ballentine dijo...

Es que tú tienes un Sur adentro, Mayi!! Uno puede tener muchas cosas adentro, yo también tengo una playa.

Beso enorme!

Humedo dijo...

los colores son una mera ilusion es maya como dicecen los hindues.
es creer

°°Janekeo°° dijo...

Lu... te espero en Acapulco!! ya sabes, tienes a quién ir a ver!!

Luisa Ballentine dijo...

Iré, no me pierdo por nada una nueva playa para descubrir!

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